El Barcelona dio un nuevo paso atrás, quien sabe si definitivo, en LaLiga cediendo un empate fatal frente al Valencia (2-2) tras un partido en el que mostró, otra vez, su peor imagen. Desordenado, descabezado, impotente y sin personalidad, se estrelló ante un rival al que le bastó el orden para salir indemne del Camp Nou, donde incluso pudo ganar después de 90 minutos más de pena en azulgrana.
Empezó perdiendo, empató con fortuna, remontó… Y volvió a las andadas dejándose empatar, víctima de su propio descontrol, Habiendo conseguido lo más difícil repitió errores tan denunciados esta temporada, no sabiendo defender con el balón, no sabiendo jugar con cabeza. Y entregado a la fatalidad.
Suerte tuvo el Barça de alcanzar el descanso con igualada en el marcador. Se fue al descanso con el empate, entre polémico y afortunado, de Lionel Messi, que para alcanzar la marca histórica de Pelé, los 643 goles en un solo equipo, erró el penalti, discutido, de Gayà a Griezmann y acabó remachando con la cabeza.
Suerte porque consumó el equipo de Ronald Koeman una primera mitad desastrosa, sin orden ni concierto, en la que el Valencia perdonó, o se estrelló en Mac Ter Stegen, la ocasión de dar un golpe en toda regla.