16 Sep 2025, Mar

El T-MEC, un traje a la medida de 515 megacorporaciones

Foto: REDES

A 35 años del primer acuerdo comercial con América del Norte, las cifras confirman lo que muchos sospechaban: el T-MEC ha sido, sobre todo, un traje a la medida de las grandes empresas trasnacionales. Así lo afirma Óscar León, académico de la UNAM, quien señala que tan solo 515 corporativos explican tres cuartas partes de las exportaciones mexicanas, y la mayoría son estadounidenses.

Para estas empresas, México representa una ventaja competitiva difícil de igualar: mano de obra barata, costos de manufactura reducidos y una ubicación geográfica estratégica. En cambio, el aparato productivo nacional, compuesto en un 99% por MiPyMEs, apenas si aparece en el mapa exportador.

“México se volvió parte de cadenas globales dominadas por firmas extranjeras. Primero con el TLCAN, ahora con el T-MEC. Pero las reglas no cambiaron: los principales beneficiarios no son mexicanos”, advierte León.

En este contexto, el académico alerta sobre los riesgos de la creciente dependencia comercial con Estados Unidos, que absorbe más del 85% de las exportaciones nacionales. Una relación tan asimétrica, dice, “puede convertirse fácilmente en un instrumento de presión política”, como ya lo demostró Donald Trump en su primera presidencia.

El experto en comercio exterior revela que la mitad de la inversión extranjera que llega al país se concentra en el sector manufacturero, especialmente en industrias de exportación como la automotriz, electrónica, autopartes y dispositivos médicos. Aunque estas cifras suelen presentarse como un logro, en realidad corresponden a operaciones de grandes trasnacionales, muchas con capital estadounidense.

Incluso en el campo, donde productos como el aguacate, la cerveza o el jitomate brillan en los mercados internacionales, las ganancias se concentran en unas cuantas manos. León explica que las agroexportaciones, valoradas en unos 50 mil millones de dólares anuales, están dominadas por grandes firmas extranjeras.

Su recomendación es clara: “México debe romper el miedo a la guerra comercial y repensar su estrategia. Los beneficiados no han sido nuestros empresarios, sino las megacorporaciones del norte. El próximo examen del T-MEC será, en realidad, una nueva renegociación con altas dosis de presión política”, concluye.

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