2020 se acabò. El año en que un enemigo invisible arrastró a la humanidad a un siniestro túnel, donde quedaron en el camino más de 1.8 millones de personas culmina una luz de fondo, que poco a poco se ve más brillante y que anticipa un 2021 esperanzador, gracias a un puñado de buenas noticias, muchas de ellas surgidas de esta plaga que nos cayó encima.
1.- El negacionista Trump es derrotado.
Más que por la astucia de Joe Biden, Donald Trump perdió las elecciones por un coronavirus, al que despreció desde el primer momento a base de una cadena casi diaria de mentiras -”se acabará en abril con el calor”- y gestos temerarios -no usar cubrebocas y atacar a los gobernadores que decretan el confinamiento- que confundió a la población y acabó convirtiendo a Estados Unidos en el país más golpeado por la pandemia del mundo en términos absolutos, con más de 341 mil muertos y casi 20 millones de contagiados.
Además, la pandemia dejó al descubierto otra realidad sangrante en EU: millones de estadunidenses (especialmente los de la tercera edad) comprobaron en carne propia que el sistema de salud no es, ni de lejos, el mejor del mundo, como presumía el mandatario republicano, y empezaron a dudar de que la necesidad de abolir el Obamacare (seguro de salud para quien no pueda pagarlo), como quería Trump, era un remedio peor que la enfermedad. La consecuencia es que muchos castigaron en las urnas a un presidente que insultaba a los médicos y científicos cuando le llevaban la contraria.
2.- Joe Biden gana las elecciones.
El efecto colateral (providencial) de la catastrófica gestión de Trump de la pandemia es que allanó el camino para la victoria del demócrata Joe Biden. Consciente de que gran parte de su victoria se debe a la política populista, racista y negacionista de Trump al cambio climático o a la pandemia, Biden ha escogido el equipo de gobierno que más alergia le puede causar al presidente saliente, porque no va a dudar en derribar su agresiva política aislacionista y se dispone a devolver a Estados Unidos al siglo XXI y a la cordura.
3.- La ciencia, al rescate de la humanidad.
En contraste con el bochorno causado por la imagen de un presidente que confiaba en derrotar a la pandemia con una estampita religiosa, el papa Fracisco convocó a una oración mundial para apoyar a la comunidad científica y reconocer su papel vital para que, de ese esfuerzo colectivo, surja un remedio para sanar a la humanidad, empezando por los más pobres.
Si el jefe de la Iglesia católica en el mundo reconoce el papel de la ciencia de este modo, mucho se habrá avanzado para combatir a ignorantes, falsos profetas del apocalipsis, absurdos dogmas, “fake news” y teorías conspirativas; y mucho se habrá hecho por reivindicar la importancia de los gobiernos en apostar por invertir más en educación, en la investigación y en la ciencia (aunque algunos, desgraciadamente, hayan apostado por hacer justo lo contrario).
4.- Una vacuna en menos de un año.
Fruto de esta alianza entre gobiernos, organismos supranacionales y comunidad científica, se logró lo que parecía imposible: una vacuna contra un virus del que no se sabía nada cuando comenzó el año 2020. Nunca la ciencia había logrado un hito tan decisivo en tan poco tiempo. Ni siquiera la carrera contra la vacuna emprendida por varios países parece que finalmente tenga un sesgo político (a ver quién se cuelga antes la medalla), como muchos temían, sino que científicos, laboratorios, gobiernos y magnates de multitud de países se han unido en una misma causa.
Y otra consecuencia que estamos viendo estos días. Se impone la ética. Salvo casos muy contados de personas que abusan de su poder o privilegios para recibir la vacuna cuando no les corresponde, existe consenso mundial para que sean los más vulnerables los primeros que la reciban.
5.- Abrazos por otras batallas ganadas.
En el año que no nos pudimos abrazar, algunos no pudieron evitar darlos y romper la sana distancia para celebrar batallas perdidas durante décadas y ganadas en este año que nunca olvidaremos.
El 26 de abril de 2020, el pueblo chileno votó por aplastante mayoría a favor de abolir la Constitución que heredaron por la fuerza de la dictadura de Pinochet y aprobó la redacción una nueva carta magna, pero con una novedad única en el mundo: que sea redactada por ciudadanos y no por políticos.
Y en la madrugada de ayer, el Senado de Argentina hizo historia al aprobar la legalización del aborto, para que ninguna mujer ponga su vida en riesgo por hacerlo sin condiciones sanitarias mínimas en la clandestinidad.
Las imágenes no dejan margen de duda: incluso en 2020 hubo motivos para celebrar victorias.
La Cronica