Dubai. El director saliente del servicio de inteligencia de Israel, Mossad, ofreció lo más cercano a un reconocimiento hasta la fecha de que su país estuvo detrás de los recientes ataques contra el programa nuclear iraní y un científico militar.
En julio de 2020, una misteriosa explosión destrozó un conjunto de centrifugadoras avanzadas en Natanz, de la que Irán culpó más tarde a Israel. En abril de este año, otro estallido destrozó una de sus salas subterráneas de enriquecimiento.
Las declaraciones de Yossi Cohen a un programa de periodismo de investigación de la televisora israelí Channel 12 ofrecieron un extraordinario informe del director de la normalmente secreta agencia en lo que parecen ser los últimos días del mandato del primer ministro, Benjamin Netanyahu.
Además, lanzó una clara advertencia a otros científicos del programa nuclear iraní, de que podrían convertirse en objetivo de asesinato, aunque diplomáticos en Viena tratan de negociar los términos para salvar su histórico acuerdo con las potencias nucleares.
“Si el científico está dispuesto a cambiar de carrera y no hará más daño, entonces sí, a veces les ofrecemos” una salida, dijo Cohen.
Entre los principales ataques contra Irán, ninguno ha llegado tan lejos como las dos explosiones registradas el año anterior en su planta nuclear de Natanz. Allí, las centrifugadoras enriquecen uranio en una sala subterránea diseñada para protegerlas de los ataques aéreos.
Hablando sobre Natanz, la entrevistadora preguntó a Cohen a dónde la llevaría si pudiese ir allí, y él respondió “al sótano”, donde “solían girar las centrifugadoras. Ya no parece lo que solía ser”, añadió.
Cohen no reclamó directamente los ataques, pero su concreción ofreció lo más cercano a un reconocimiento hasta la fecha de una supuesta participación israelí en los incidentes. La entrevistadora, Ilana Dayan, ofreció también en una narración fuera de cuadro una aparente descripción detallada de cómo Israel introdujo los explosivos en las salas subterráneas de Natanz.
“El hombre responsable de estas explosiones, queda claro, se aseguró de suministrar a los iraníes la base de mármol sobre la que se colocan las centrifugadoras”, dijo Dayan. “Mientras instalan esta base dentro de la planta de Natanz, no tienen ni idea de que ya incluyen una enorme cantidad de explosivos”.
En la conversación se abordó además el asesinato en noviembre de Mohsen Fakhrizadeh, científico iraní que inició el programa nuclear de Teherán hace décadas.
Las agencias de inteligencia estadunidenses y el Organismo Internacional de Energía Atómica creen que Irán abandonó ese esfuerzo organizado para conseguir una bomba nuclear en 2003. La república islámica sostiene que su programa tiene fines pacíficos.
Aunque delante de las cámaras el director saliente del Mossad no se atribuyó el asesinato, Dayan describió a Cohen como quien “firmó personalmente toda la campaña”.
La reportera detalló además cómo una ametralladora operada a control remoto e instalada en una camioneta mató a Fakhrizadeh y más tarde se autodestruyó.
En Israel, los medios operan desde hace décadas con una política que exige que los periodistas presenten sus reportes sobre cuestiones de seguridad a censores militares. Que las declaraciones de Cohen hayan superado aparentemente esta barrera sugiere que Israel quería lanzar una nueva advertencia a Irán durante las negociaciones nucleares en Viena.
Soldados israelíes mataron a disparos a un adolescente palestino ayer durante enfrentamientos en Cisjordania ocupada, según fuentes médicas de la región, que agregaron que seis pobladores más resultaron heridos.
Fuente: La Jornada