A sus 82 años, el papa Francisco confiesa estar “lleno de energía y con ganas” de seguir sentado en el trono de San Pedro, muy lejos del estado anímico y de cansancio que tenía su antecesor, Benedicto XVI, cuando abdicó en 2005 a los 85 años, apenas tres años más que su sucesor argentino.
En una entrevista concedida por Jorge Bergoglio a su compatriota Nelson Castro en febrero del 2019 para su libro sobre la salud de los papas, y publicada este sábado por el diario bonaerense “La Nación”, Francisco afirmó no temer a la muerte y espera que esta lo encuentre en Roma, ya que descarta regresar a su Argentina natal. Lo que no descartó, aunque no ahondó en el tema, es hacer precisamente como su antecesor, abdicando y convertido en papa emérito.
“No le temo a la muerte en absoluto”, dijo y relató cómo se imaginaba su fin: «Siendo papa, ya sea en ejercicio o emérito. Y en Roma. A la Argentina no vuelvo».
Según el periodista, el papa tenía un «rostro lozano y juvenil» y afirmó que se sentía «muy bien». «Me siento con energías y con ganas. Tengo 82 años y me encuentro pleno», dijo. Relató que, en 1957, cuando tenía 21 años, tuvo una cirugía mayor en el pulmón, pero «la recuperación fue completa».
TRATAMIENTO PSIQUIÁTRICO.
Asimismo, Francisco admitió que consultó durante seis meses de forma semanal con una psiquiatra durante la dictadura, que le ayudó a ubicarse «en cuanto a la forma de manejar los miedos».
«Siendo provincial de los jesuitas, en los terribles días de la dictadura, en los cuales me tocó llevar gente escondida para sacarla del país y salvar así sus vidas, tuve que manejar situaciones que no sabía cómo encarar. Imagínese usted lo que era llevar una persona oculta en el auto —solo cubierta por una frazada— y pasar tres controles militares en la zona de Campo de Mayo. La tensión que me generaba era enorme», recuerda el sumo pontífice.
«El tratamiento con la psiquiatra me ayudó además a ubicarme y aprender a manejar mi ansiedad y evitar el apresuramiento a la hora de tomar decisiones. El proceso de toma de decisiones es siempre complejo. Y los consejos y las observaciones que ella me dio me fueron muy útiles. Ella era una profesional muy capaz y, fundamentalmente, una muy buena persona. Le guardo una enorme gratitud. Sus enseñanzas me son aún de mucha utilidad hoy en día», reconoce.
«TENGO DOMADA LA ANSIEDAD».
Francisco confesó también que su punto débil en cuanto a salud mental es que padece neurosis ansiosa, aunque dijo que la ha logrado controlar.
«Tengo bastante domada la ansiedad. Cuando me encuentro ante una situación o debo enfrentar un problema que me produce ansiedad, la atajo. Tengo distintos métodos para hacerlo. Uno de ellos es escuchar Bach. Me serena y me ayuda a analizar los problemas de una manera mejor. Le confieso que con los años he logrado poner una barrera a la entrada de la ansiedad en mi espíritu. Sería peligroso y dañino que yo tomara decisiones bajo un estado de ansiedad», agregó.
Sobre las neurosis afirmó que «hay que cebarles mate» y «acariciarlas también», ya que «son compañeras de la personas durante toda su vida».
«Es muy importante poder saber dónde chillan los huesos. Dónde están y cuáles son nuestros males espirituales. Con el tiempo, uno va conociendo sus neurosis», matizó.
«El querer hacer todo ya y ahora. Por eso hay que saber frenar. Hay que aplicar el célebre proverbio atribuido a Napoleón Bonaparte: ‘Vísteme despacio que estoy apurado'», explicó.
El libro de Castro, ‘La salud de los papas. Medicina, complots y fe’, saldrá a la venta el 1 de marzo. (EFE)