Hay veces que la realidad supera a la ficción, que lo que pasa es tan descabellado que nadie lo hubiera imaginado. El Juego 4 de la Serie Mundial siguió la tendencia de 2020, de que se redefine lo imposible y lo inimaginable, para que los Rays de Tampa Bay igualen el Clásico de Otoño al dejar sobre el terreno a los Dodgers, con pizarra de 8-7.
Tampa Bay estuvo dos veces a un solo strike de caer 1-3 en la Serie Mundial, que es básicamente el una sentencia de muerte. La primera fue de su mejor bat, que extendió el turno y la vida con pasaporte, dejando al que quizás era el último jugador que hubieran querido en esa situación, Brett Phillips, quien tenía solo dos turnos en toda la postemporada.
Digno de Hollywood, pero esto no acabó con un cuadrangular, sino en un accidente de jugada: hit del desconocido que apenas si libra al cuadro, mal fildeo en los jardines, tiro al plato, un corredor que se cae y estaba sentenciado, pero la pelota se le escurre al cátcer y Tampa gana un partido más para la lista de pesadillas de postemporada de Kenley Jansen.