Luis Conrado, oriundo del barrio de Mixcoac en la Ciudad de México, es un nombre que resuena con fuerza en el ámbito de la tauromaquia nacional. Desde muy joven, encontró en el toreo su vocación, aún cuando su entorno familiar y social estaba alejado del ruedo. Su amor por la fiesta brava comenzó a los 11 años, cuando asistió a su primera corrida en la Plaza México. Aquella experiencia le reveló su destino, y desde entonces se convirtió en un estudioso y apasionado de la tauromaquia, un camino que lo llevaría a consagrarse como uno de los toreros más queridos de su generación.
Luis enfrentó desafíos significativos al iniciar su carrera, pues no contaba con contactos ni un maestro que lo guiara en sus primeros pasos. Se abrió camino por cuenta propia, aprendiendo en las tertulias y entrenamientos en el Claro de Chapultepec, rodeado de veteranos toreros que le contaban anécdotas y le hablaban de la «Legua», esa tradición de foguearse en condiciones extremas en calles y jaripeos. Sus comienzos estuvieron marcados por sacrificios: recorría largas distancias en busca de una oportunidad y pasaba noches sin dormir, esperando en los corrales, en espera de que su talento le diera el impulso necesario para debutar como novillero.
Su gran oportunidad llegó en 2005 en El Hormiguero de Azcapotzalco. Aunque el evento fue cancelado, Luis no se desanimó y decidió seguir adelante. Se trasladó a Cabo San Lucas, donde participó en un espectáculo taurino para turistas, hasta que en Chapultepec conoció al matador Antonio Urrutia, quien se convirtió en su guía y mentor.
Fue en la temporada de novilladas de Arroyo donde Luis Conrado comenzó a destacar, ganándose el respeto y la admiración de la afición taurina. Sus actuaciones lo llevaron a plazas importantes como Monterrey, Morelia, Aguascalientes y San Luis Potosí. En su primer año acumuló 17 actuaciones, con 14 salidas en hombros y una gran cantidad de trofeos, entre ellos el corte de un rabo. Su nombre empezó a ganar fuerza, y en 2009 fue considerado para presentarse en Madrid y Arles, dos de las plazas más prestigiosas del mundo.
El camino, sin embargo, no ha sido fácil. Tres graves cornadas, una de ellas en Guadalajara, casi terminan con su carrera. Una de éstas le provocó la pérdida parcial del audio, que hasta el día de hoy ha luchado para continuar con su carrera en ascenso.
Por algún tiempo, las complicaciones políticas y la falta de apoyo le impidieron llegar a la Plaza México durante varios años, pero en 2010 logró debutar y salir en hombros en la Monumental, consolidando su nombre en la historia del toreo.
En 2012, después de 60 novilladas, Luis Conrado tomó la alternativa como matador de toros con Alfredo Ríos «El Conde» como padrino. Sin embargo, la falta de festejos hizo que sus actuaciones se redujeran, limitando su presencia en los ruedos. A pesar de esto, Conrado nunca abandonó su sueño de regresar a las grandes plazas y confirmar su alternativa.
Hoy, Luis Conrado está comprometido con la transmisión de su experiencia a nuevas generaciones a través del Taller de Tauromaquia. En este espacio comparte sus conocimientos y su amor por el toreo, acercando a los jóvenes a la tauromaquia auténtica, mientras sigue preparándose para un eventual regreso a los ruedos más importantes.
Su trabajo no termina en el ruedo. Conrado es apoyado por GaleArte, una organización que estimula el desarrollo artístico, deportivo y humanístico de talentos mexicanos, quienes ven en el torero una inspiración para luchar por sus sueños.
Luis Conrado, «El Torero del Pueblo», es el reflejo de la perseverancia y el amor inquebrantable por la tauromaquia. La afición mexicana lo espera, con la esperanza de verlo triunfar una vez más en los grandes escenarios.
ZTB