Cdmx Press.- Faltan dos años para la elección intermedia del 2021, ya las dirigencias nacionales de los partidos ocupan sus días, con sus largas noches, en «acomodarse» para dar la pelea por el voto.
No es para menos, pues lo que está en juego son 13 gubernaturas, la Cámara de Diputados y muchas alcaldías de ciudades importantes.
Esa elección intermedia monumental, comenzará a definirse por lo que pase dentro de MORENA; el partido, o autonombrado «movimiento» que acompañó el triunfo del presidente López Obrador, elegirá al hombre o a la mujer que ocupe la silla de su dirigencia nacional este próximo noviembre.
Quien resulte favorecido o favorecida, traerá a cuestas una responsabilidad tan titánica como heterogénea:
MORENA tendrá redefinirse. Será imposible mantener el orden sin un sentido, sin un rumbo claro, que logre conciliar los apetitos de las tribus, los liderazgos y los cotos de poder.
MORENA tendrá que ganar más elecciones. Cientos de personas llegaron a cargos públicos el año pasado con «la pura viada» de AMLO; la pregunta es, ¿si este escenario se repetirá sin López Obrador en la boleta?
Basta ver el resultado de la elección a gobernador en Puebla que, si bien la ganó Miguel Barbosa, no puede considerarse tan exitosa como ganadora: Ambos partidos, el PAN y MORENA, «perdieron votos», naturalmente pues era elección extraordinaria, pero MORENA perdió 20 mil sufragios más que el PAN.
MORENA tendrá que refrendar el Gobierno de AMLO. Romper con la tendencia histórica de que, cuando llega un partido de alternancia, pierde las elecciones intermedias a causa del desgaste del gobierno.
Un factor más en juego de la decisión 2021 será el ideológico.
El filósofo Yuval Noah Harari dice que las elecciones democráticas solo funcionan con poblaciones que comparten vínculos como la religión y mitos nacionales, y lo hacen como un método para zanjar desacuerdos en cuestiones básicas
¿Realmente el país está en desacuerdo en cuestiones básicas o lo está en cuestiones ideológicas? Pues desde Palacio Nacional, se pugna por instaurar un modelo económico de izquierda, se empodera a las iglesias evangélicas y se comunica una narrativa de contraste entre «fifís» y «chairos».
Por todas estas razones, la primera GRAN ELECCIÓN que enfrentará MORENA, y la que definirá su futuro, pasa por su dirigencia nacional; ya veremos si el resultado del proceso fue una contienda despiadada y dolorosa, o un fortalecimiento del movimiento
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