Carlos Figueroa Ibarra
Evitemos perder el partido habiendo ganado la presidencia.
Los fines de semana comprendidos en los días 12, 13, 19 y 20 de octubre se celebraron los Congresos Distritales de Morena en 238 distritos de las Circunscripciones I, II, III y IV. Mi opinión es que los resultados no son buenos. Se tuvieron que suspender 64 congresos lo que implica que hasta el momento, no se han celebrado más de un 25% del total de los que se preveía deberían realizarse. El caso más severo de las cuatro tandas de congresos, se observó ayer en la Circunscripción IV (Guerrero, Morelos, Ciudad de México, Puebla y Tlaxcala) donde se cancelaron 23 (50%) de los 56 eventos en los cuales se deberían elegir a los coordinadores y coordinadoras distritales. En el caso de Puebla, hubo cancelación de 6 de los 15 congresos, lo que significa el 40%.
Los casos más preocupantes fueron los de Guerrero y Morelos. En el caso de Guerrero fueron suspendidos 8 de los nueve Congresos Distritales. Todavía más preocupante resulta lo acontecido en Morelos, entidad en la cual se cancelaron la totalidad de los congresos (5) y en todas estas cancelaciones el motivo fue la violencia. Peor aún, en tres de los cinco casos de Morelos, la violencia que se observó estuvo acompañada de armas de fuego. El día anterior, sábado 19, en la Circunscripción III (Veracruz, Oaxaca, Tabasco, Chiapas, Campeche, Yucatán, Quintana Roo) se habían cancelado por diversos conflictos 14 de los sesenta congresos (25%) siendo los casos más notorios los de Veracruz (5) y Chiapas (5). Todo ello unido a las 27 cancelaciones observadas en la Circunscripción I (12 de octubre) y Circunscripción II (13 de octubre), da el total de cancelaciones (64) que he mencionado al inicio de este artículo. En la Circunscripción I hubo tiroteos que dieron como resultado, según le escuché decir a Bertha Luján, 4 heridos, dos de ellos de gravedad.
Independientemente de las cancelaciones de los Congresos Distritales observados en la mayoría de las entidades donde se realizaron, el proceso que debería culminar en el Congreso Nacional del 23 y 24 de noviembre, se ha visto acompañado de severas anomalías que no es posible ignorar. La primera de ellas tiene que ver con la entrega tardía del Padrón de Afiliados de Morena al Comité Ejecutivo Nacional. El anterior Secretario de Organización, Gabriel García, dejó de fungir como tal desde agosto de 2018. Nunca quiso entregar el mencionado padrón, lo cual de haberse hecho nos hubiera evitado buena parte de los problemas que hoy tenemos. También, pese a que dijo que había renunciado a su cargo para hacerse cargo de la Coordinación Nacional de Programas Integrales de Desarrollo, nunca entregó realmente el cargo y nombró a uno de sus adláteres a espaldas del CEN como “Encargado de la Secretaría de Organización”. Cuando finalmente cedió el padrón hace algunas semanas, se concluyó que el mismo era imposible de auditar porque solamente existían 600 mil boletas de afiliación que por tanto no podían avalar el registro de 3.1 millones de afiliados. Además, no era seguro que los nombres consignados en las 600 mil boletas fueran los mismos que aparecían en el padrón. Era compromiso de unidad en el CEN de Morena que se aceptaría ese padrón a condición que se auditara. Eso ya no se pudo hacer.
Así las cosas, aunque no se hayan cancelado buena parte de los Congresos Distritales, éstos se han celebrado en medio de gritos, empujones y peleas a golpes. Las locaciones de los congresos que deberían haberse hecho públicas con un mes de anticipación, no se conocieron sino hasta días antes de los mismos. Muchos afiliados de Morena desde hace años, no han podido entrar a los referidos congresos porque no se encuentran registrados en el padrón, motivo por el cual se despiertan sospechas de que éste pudo haber sido “rasurado”. No son pocos los casos de militantes que han logrado obtener su QR en la página morena.si, llegan a los congresos y allí no los dejan entrar porque no aparecen en el sistema. Mientras eso sucede, hay muchas personas que no han sido conocidas por su involucramiento con Morena y aparecen registrados, lo cual origina la sospecha de que el mismo ha sido “inflado”. He podido recibir denuncias de acarreo de votantes, compra de votos, algún video en donde una persona están llenando boletas en el mismo lugar del congreso, personas que han podido entrar a los congresos sin haberse acreditado ni haber presentado su QR. En un partido donde están prohibidas tribus o grupos, estos han proliferado y llegan de manera organizada a votar por consigna. Ha sucedido lo que no quería Andrés Manuel y aquellos que redactaron el Estatuto: ganan los candidatos que más gente logran acarrear e introducir en los locales de los congresos.
Esta proliferación de facciones ha provocado que haya sido desestimada la sugerencia del presidente de aplicar encuestas para elegir dirigentes, lo que parece inaudito en un partido que ha podido prosperar debido al liderazgo carismático de López Obrador. No resulta raro: en 2015 Andrés Manuel quedó en cuarto lugar en las elecciones para coordinadores distritales en su distrito. Estuvo cerca de quedar en 6º. lugar y no poder ser elegible para presidir el partido entre 2015 y 2018. Las facciones llegaron a votar por sus candidatos y se olvidaron de votar por el candidato.
¿Qué hacer ante ello? Existe la propuesta de reponer los 64 congresos distritales cancelados, más los que se sumen el próximo 27 de noviembre. Esto podría ser el fin de semana del 2 y 3 de noviembre. ¿El 2 de noviembre?, es día de los difuntos.
La otra opción es suspender el proceso del Congreso Nacional, constatar los grandes males que ya aquejan a Morena y aplicarle grandes remedios. Rehacer de manera completa y creíble el padrón inconsistente que se tiene, pensar en una reforma estatutaria que resuelva los problemas que estamos viviendo y con ello evitar una eventual acelerada descomposición. Yeidckol Polevnsky y Mario Delgado parecerían inclinarse por esta opción. No así Bertha Luján y sus partidarios que consideran que pese a todas estas anomalías, el proceso de congreso debe seguir, porque están seguros de ganar en medio de dichas anomalías. Dado que ya es un hecho la alianza de Ricardo Monreal y Gabriel García, los partidarios del líder del Senado han abandonado a Rojas Díaz Durán (quien nunca fue tomado en serio) y parecen haber relegado como opción a Mario Delgado. Así las cosas en Morena. Pese a todo lo dicho anteriormente, no pierdo las esperanzas de que lleguemos a un acuerdo y evitemos perder el partido habiendo ganado la presidencia.