Los mambos de Pérez Prado, que animaron los salones de baile el siglo pasado, se trasladarán al lenguaje sinfónico de las salas de concierto con la Orquesta Filarmónica de la Universidad Nacional Autónoma de México (Ofunam).
“Si Viena tiene sus valses, que presentan muy célebremente cada fin de año, pues nosotros tenemos nuestros mambos y vamos a llevarlos al seno de la orquesta”, dice José Wolffer, titular de la Dirección de Música de la UNAM.
“La vitalidad, la energía y el gozo se aprecian de inmediato con los músicos, se ven contentos y animados de tocar una propuesta musical distinta”, agrega después de asistir al primer ensayo del programa Mambo sinfónico: Homenaje a Pérez Prado para honrar el legado del Rey del Mambo con dos conciertos este fin de semana, dirigidos por Iván López Reynoso.
“Con este concierto nos vamos a apropiar de la música de Pérez Prado y la llevaremos a un terreno donde no suele estar. Todos conocemos el mambo y de alguna manera lo tenemos en las venas.”
El sábado a las 20 horas y el domingo al mediodía, la orquesta universitaria pondrá a bailar al público en la sala Nezahualcóyotl. Los arreglos orquestales para una decena de piezas, incluido el famoso Mambo número 5, fueron encargados a Javier Álvarez, Esperanza de Velasco, Josefa de Velasco, Héctor Infanzón, Gonzalo Romeu, Mario Santos, Rosino Serrano, Erik Tapia y Abi Terrazas.
“Ya se cuenta con el formato de Pérez Prado, que era el de una big band y que se acompañaba con una orquesta sinfónica, pero este concierto tiene la particularidad de que realmente se rescribió su música para que entre en el seno de la orquesta.”
Aunque Dámaso Pérez Prado (1917-1989) no inventó este género, lo trajo cuando llegó desde Cuba en 1948. También le agregó la influencia del jazz y de las grandes orquestas. “Se ligó al mundo de la noche, a los cabarets y centros nocturnos” y, por supuesto, es un personaje recurrente del cine de oro mexicano.
El compositor, pianista y director de orquesta cubano describió en sus letras la ciudad y sus personajes, además creó himnos para instituciones educativas, con goyas y huélums incluidos. Mariana Hijar, en el programa de mano, indica que el nuevo género del mambo “causó furor en la capital mexicana entre 1948 y 1953, formaría parte esencial de la cultura popular mexicana de mediados del siglo XX”.
Mambo es una palabra de origen congoleño o bantú que significa fiesta, alegría, baile. Así se explica en una cápsula realizada por la Dirección de Música de la UNAM para este concierto especial, que describe la fusión de ritmos afrocubanos, con elementos de son y danzón enriquecidos con música de orquesta.
José Wolffer señala que en Pérez Prado es muy fuerte la presencia de los metales, como los saxofones, la trompeta y los trombones. La solicitud ahora fue apropiarse de esta música, “les pedí, por ejemplo, que pensaran también en las cuerdas, que es una parte fundamental de la orquesta sinfónica, que asumiera parte de esa carga protagónica”.
Refiere también que hay una batería de percusión mucho más amplia, el piano característico del propio Pérez Prado y, de pronto, se dispone del arpa, así como de ciertos efectos que se logran con la sección de maderas. El planteamiento con cada uno de los arreglistas fue utilizar los recursos de la orquesta sinfónica con una dotación amplia de atrilistas, “tienen toda esta paleta a su disposición, jueguen con ella. Al mismo tiempo se procuró mantener un carácter reconocible, no se trata de deconstruir los mambos de Pérez Prado, no es un ejercicio conceptual, pero sí de trasladar lo que estaba pensando para un contexto y llevarlo hacia otro”.
El objetivo fue presentar un repertorio que no suelen tocar las orquestas, alejarse un poco de caminos ya andados, como The Beatles o Queen sinfónico, o temas de películas con obras de John Williams y Dany Elfman, y traer temas del ámbito popular, del salón de baile, a una sala de concierto, con un sello distintivo mexicano.
“Esta música es un legado cultural, lo que hicimos fue rendir un homenaje al género de Pérez Prado –quien nació en Cuba pero se asumió como parte de la escena musical mexicana–, a la vez que enriquecimos los registros de la orquesta.”
En la sala de la máxima casa de estudios, el mambo servirá para enardecer el espíritu con el famoso Mambo universitario, para el que Pérez Prado pidió a estudiantes y miembros de las porras de los Pumas que cantarán el cachún cachún, ra ra, goya, ¡Universidad!
Fuente: La Jornada.