El día de hoy ha llegado la noticia que todos temíamos escuchar. Finalmente, el contagio del coronavirus ha llegado a tales niveles en el mundo que la Organización Mundial de la Salud se ha visto en la necesidad de declarar la alerta máxima mundial.
A inicios de esta semana, la OMS se había pronunciado para declarar que el término “pandemia” aún era demasiado fuerte para clasificar al contagio del COVID-19. Esta declaración llegó como una forma de calmar los ánimos luego del agitado fin de semana que se vivió con respecto al coronavirus.
Sin embargo, esta semana las noticias sobre el mismo y su llegada a nuevas fronteras (e incluso a nuevos continentes) han hecho que la perspectiva cambiara un poco. Por los momentos, la OMS tampoco ha hablado de una pandemia, pero no sería extraño comenzar a oír pronto ese término.
En esta última semana, el panorama con respecto al coronavirus ha cambiado drásticamente. Por un lado, en Europa la cantidad de epicentros ha aumentado drásticamente, siendo uno de ellos (Italia) hasta uno de los países con más casos confirmados en todo el mundo. Asimismo, nueva información ha dejado saber que el brote de COVID-19 en España se vuelve cada vez mayor.
Aunque el panorama para China parece estar mejorando –habiendo reportado hoy el menor número de nuevos casos (poco más de 300) en todo el mes–, otros países del continente asiático parecen estar luchando para contener la enfermedad. Por su lado, Japón ha tomado medidas drásticas cancelando gran número de actividades y cerrando establecimientos por una semana. Sumado a esto, Corea del Sur lucha con sus más de 2.000 casos confirmados luego de que un brote masivo se diera en una iglesia cristiana de Daegu.
Solo con esto, es claro que el coronavirus avanza rápido y con fuerza causando una crisis mundial. Sin embargo, la cantidad de noticias no se detienen allí, por ejemplo, Irán ha surgido como uno de los principales puntos de propagación que preocupan a la OMS y cuenta con el conteo de fallecidos por la enfermedad más alto después de China.