La senadora del Grupo Parlamentario del PRI (GPPRI) Claudia Ruiz Massieu llamó a las autoridades del gobierno federal y a sus seguidores y simpatizantes a serenarse frente a la crisis sanitaria, económica y social por la que atraviesa el país y pidió no apostar por el conflicto y la confrontación sino por la tolerancia y la unidad.
Durante la sesión virtual de la Comisión Permanente, la legisladora priista aseguró que las violaciones a los derechos humanos son un tema de suma gravedad que resulta inadmisible en un Estado democrático, al tiempo que refrendó la solidaridad de las y los priistas con la familia de Giovanni López Ramírez, fallecido tras la actuación indebida de elementos policiacos en Jalisco.
En un país democrático, señaló, nadie debe perder la vida, ni ver violentados sus derechos humanos a manos de las fuerzas de seguridad o de las instituciones del Estado, ni en Jalisco, ni en la Ciudad de México, ni en Veracruz, ni en Baja California, ni en ningún lado.
Sin embargo, precisó, de nueva cuenta ha quedado claro que las prioridades del país solo son las prioridades de la mayoría, pareciera que no importa cuál sea la emergencia, siempre buscarán anteponer su agenda particular por encima del interés nacional.
“El ambiente que ha polarizado a la ciudadanía y normalizado el encono en el debate público, ha recibido un gran impulso desde un gobierno federal, que hace de la confrontación el eje de su estrategia política contra la pluralidad democrática”, puntualizó.
Una estrategia, agregó, en la que ha participado la propia mayoría parlamentaria, al amenazar abiertamente con sacar a los ciudadanos a las calles, si los gobiernos estatales hacen uso de líneas de crédito, con el propósito de contar con más recursos para hacer frente a la pandemia, justamente porque la federación les ha quitado sistemáticamente los recursos y apoyos necesarios para hacerlo, “eso se llama confrontación y eso se llama centralismo”, subrayó.
Reiteró nuevamente el llamado al Ejecutivo Federal y al grupo mayoritario a convocar a un diálogo, a un gran acuerdo nacional, a concertar, a sumar, a construir acuerdos, no a dividir y no a polarizar. Dijo que aún es tiempo de rectificar y trabajar juntos para velar por los derechos fundamentales de todas y todos los mexicanos.
Pero, aseguró, la respuesta gubernamental ha sido la misma: el rechazo a cualquier iniciativa que sea producto de la pluralidad y no de la obediencia acrítica.
Hoy somos testigos del aislamiento de un gobierno que ante el fracaso de la gestión, está aterrado por el disenso, al que solo puede interpretar como confrontación. “Una administración que ha decidido cerrarse sobre sí misma, desoír, ignorar y rechazar todo cuanto no se alinee con su visión de país, basada primordialmente en prejuicios ideológicos”, concluyó.