La senadora del PRI, Claudia Anaya Mota, consideró que en el proceso de regulación del cannabis se debe tratar de llegar a un uso ordenado sin que esto implique riesgos a la salud de los más vulnerables, como las adicciones o poner en riesgo a los productores.
Durante el Foro internacional “Experiencias en la regulación del cannabis”, organizado por el Instituto Belisario Domínguez, señaló que México y el mundo están en un paradigma distinto en el enfoque de las drogas. Está documentado, dijo, que México es un gran productor de esta planta, pero solo consume el 10 por ciento de lo que siembra.
Enfatizó que la medida no va a reducir la inseguridad, ya que solo se va a regular algunos puntos relacionados con el proceso de venta. Es prioritario establecer reglas claras y revisar lo relativo a la recaudación por las actividades relacionadas, puntualizó.
En su mensaje, Miguel Ángel Mancera Espinosa, aseguró que es momento de que México encuentre una posible salida al tema de la regulación del cannabis. En el Senado se han presentado múltiples iniciativas sobre el tema, y destacó la propuesta de su Bancada, que prevé lineamientos generales para la siembra, producción, distribución, venta, comercialización, portación y consumo, de la planta y sus derivados.
El coordinador del Grupo Parlamentario del PRD resaltó la importancia de escuchar las experiencias internacionales, a fin de detallar puntos que deben ser estudiados y posibles riesgos en la regulación de la planta.
Asimismo, resaltó que el debate se ha presentado en torno a la regulación exclusiva de la parte de la salud, ya que podría quedar coja la legislación, y también si debe existir una ley por cada entidad.
Raquel Peyraube, presidenta de la Sociedad Uruguaya de Endocannabinología, dijo que en Uruguay se ha tratado de cambiar la visión de la guerra contra las drogas, basada en el predominio de la represión, que no distingue a delincuentes de no delincuentes. El debate no es regular –dijo- sino cómo regulamos.
La especialista subrayó los tres pilares del modelo regulatorio de Uruguay: seguridad, salud pública y derechos humanos. Con ellos, agregó, se debe definir cuáles son los modelos más adecuados a las condiciones políticas, económicas y culturales de cada país que busca la regulación. Este modelo, agregó, no está centrado en el negocio, sino que crea oportunidades de desarrollo industrial para el país.
En México, la falta de una política preventiva del consumo de drogas ha generado que las cárceles estén llenas de personas que portan una cantidad mayor a la permitida, 5 gramos de marihuana. La falta de oportunidades es el mayor factor de riesgo para que los jóvenes se inicien en el consumo, agregó.
Erick Factor, de MYM Nutraceuticals, Canadá, comentó que México cuenta con una adecuada ubicación geográfica y un clima idóneo para utilizarla con fines médicos, de negocios, recreativo y en la industria. Por dichas actividades, el Gobierno podría cobrar impuestos, siempre bajo el marco legal, señaló.
México puede tener avances en la regulación, como lo ha hecho Canadá desde que inició su proceso de legalización. “Su país ha sido un gran productor global”, resaltó.
También participaron en el foro, Guss Zwitser, México Unido contra la Delincuencia, experiencia regulatoria en Holanda; Andrés Forero-González, Universidad Nacional de Colombia, experiencia regulatoria en Colombia; y Amaya Ordorika Imaz, ReverderSer Colectivo, Lecciones para México de los Modelos Internacionales.