Por Yolanda Gutiérrez
Irónicamente, cuando los hoteles comienzan a recibir reservaciones para las vacaciones de Semana Santa, empieza a aparecer de nueva cuenta el molesto sargazo que, sumado a la erosión que padecen algunos balnearios públicos, podría echar a perder la temporada.
Al menos esa es la apreciación de prestadores de servicios turísticos de diferentes giros, al recordar que la temporada de verano hubiese podido estar mucho mejor de no haberse registrado los recales masivos de hierbas marinas.
En estos últimos días el sargazo se ha adueñado de Coral y Gaviota Azul, aunque en mucha menor cantidad que en meses anteriores, cuando los turistas más tardaban en ingresar a la playa que en dar media vuelta, al encontrar balnearios en los que era imposible meterse al agua, sin contar con el insoportable olor a podrido que destila el sargazo al descomponerse.
En Coral, uno de los balnearios en los que las brigadas de la SEMA trabajaron incansablemente para retirar las toneladas de algas acumuladas, se aprecia aún una franja de sargazo ya medio seco, lo que apunta a que en esta playa Blue Flag, amigable con las mascotas, los trabajos de limpieza no se llevan a cabo a diario.
Y aunado al problema del sargazo, que según apreciaciones de expertos en el tema, arribará masivamente en unos días más, persiste el problema de la erosión, especialmente en Gaviota Azul.
Cada vez son más las rocas que afloran a la superficie, cuando anteriormente quedaban ocultas bajo la arena y a los escalones que se formaron hace años se suman otros pequeños que ha ido formando el impacto de las olas al pegar en la costa.
Turistas nacionales y extranjeros, así como gente local, se enfrenta de nueva cuenta a la posibilidad de disfrutar sus vacaciones de Semana Santa en playas otra vez repletas de sargazo.
Las brigadas de la SEMA le echaron los kilos durante toda la temporada de verano para despejar las playas, pero desde el pasado 15 de diciembre no se han vuelto a aparecer y todo el trabajo de limpieza de playas queda en manos del personal del municipio, que tampoco está haciendo mucho a fin de retirar las algas que sigilosamente arriban durante la noche y se acumulan junto a las que recalaron anteriormente, con el riesgo de que se pudran y empiecen a emitir los fétidos olores que caracterizan al sargazo en descomposición.