MÉXICO, 04 de enero de 2022.- The Economist dio a conocer el 3 de enero la nota titulada “Las reformas energéticas de México dañarán la economía y el estado de derecho”, sumándose a las publicaciones que abordan la iniciativa del presidente Andrés Manuel López Obrador con un prejuicio liberal porque para ellas el único camino de una economía saludable es dejar en manos del mercado y la iniciativa privada el devenir de una nación.
En la nota se dice que “los planes de López Obrador […] suponen una grave amenaza, no sólo para la economía, sino también para el estado de derecho”, ya que “harían que la electricidad fuera más sucia y más cara”. Diversos medios insisten en que rescindir los contratos actuales atenta contra el estado de derecho, pero omiten que los contratos que no tendrán vigencia —en cuanto se apruebe la reforma— son aquellos que se utilizan para aprovecharse de la red de transmisión y distribución de la CFE para no pagar lo que deberían (algo que nos ha costado a los mexicanos alrededor de 21 mil millones de pesos en los 3 años recientes). Por lo demás, se harán nuevos contratos para establecer alianzas con la iniciativa privada y fomentar la generación de energía de una forma justa y en beneficio de los habitantes de México. Si una empresa opera legalmente para producir energía no debe temer por la reforma.
Respecto de las energías sucias, resulta muy atractivo para los medios y las personas en contra de la reforma reincidir en una frase como si se tratara de un eslogan, pero no: la CFE no propone energía más cara ni sucia; de hecho, en 2021 del total de energía que inyectó a la red, 38,45% fue limpia. Asimismo, del total de energía limpia que entre privados y la CFE inyectaron a la red, el 55% fue producida por la CFE.
Como parte de la transición que desea implementar, la CFE construirá la planta solar más importante de América Latina, que impactará directamente en 4 millones de personas. Además, dará mantenimiento a sus centrales hidroeléctricas con el fin de producir más energía limpia. Estas acciones se sumarán a la convicción de no construir una planta de carbón más. (Es importante mencionar que la CFE solamente cuenta con 3 plantas de carbón mientras otras naciones generan energía con un número significativamente más alto: China con 946, Estados Unidos con 286, o India con 253, sólo por citar tres ejemplos.)