Ante el temor de una tercera ola de contagios por COVID-19, el gobierno de Suecia endureció algunas de sus medidas, como anticipar el cierra de bares, y advirtió que iría más allá si no se respetan las recomendaciones actuales.
A partir del 1 de marzo, cafeterías, bares y restaurantes deberán cerrar a las 20:30 y el número de personas autorizadas en comercios e instalaciones deportivas se reducirá, anunciaron el gobierno y las autoridades sanitarias.
Las autoridades locales de Estocolmo recomendaron el martes el uso de las mascarillas en el transporte público, en cualquier momento del día, y en lugares cerrados cuando la distancia física no pueda mantenerse.
Aunque su estrategia es menos estricta que en muchos países europeos, Suecia ha endurecido sus medidas desde noviembre por la segunda ola, limitando así las reuniones públicas a ocho personas o adoptando una enseñanza a distancia en institutos.
El endurecimiento de las medidas contra el COVID-19 permite mantener abiertas las escuelas el mayor tiempo posible, según las autoridades.
El primer ministro sueco, Stefan Löfven, llamó a sus ciudadanos a redoblar esfuerzos y limitar sus interacciones sociales para evitar una tercera ola.
“Son ustedes y yo, nuestras acciones colectivas, las que decidirán si se producirá”, aseguró Löfven, advirtiendo de que, si la situación se agrava, deberán “cerrar algunas partes de Suecia”.