Ciudad de México a 5 de marzo 2003 (Noticias Cdmx -Cdmx Press).-
Avanza la investigación de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) respecto de los 300 empresarios, entre ellos el expresidente Vicente Fox, que habrían evadido el pago de impuestos por honorarios asimilados a salarios –por más de 7 mil 44 millones de pesos– continúa avanzando, reveló este día el doctor Santiago Nieto Castillo.
Un país no se puede construir a partir de la defraudación fiscal o de mecanismos que buscan ganancias inmediatas, por lo cual se busca sancionar a los responsables de estos crímenes de cuello blanco. “¿Qué estamos haciendo? La revisión de las empresas que nos ha mandado el Servicio de Administración Tributaria y en caso de que encontremos temas de lavado de dinero o de algún delito predicado, evidentemente proceder ante las instancias competentes”.
Consultado por Contralínea durante la conferencia de prensa de esta mañana en Palacio Nacional, el titular de la UIF explicó que en total son 977 los contribuyentes a los cuales se les está dando seguimiento en la Unidad que depende de la Secretaría de Hacienda.
“La maestra Raquel Buenrostro, jefa del Servicio de Administración Tributaria, me envió una información de 977 empresas que ellas y ellos habían detectado en el SAT como casos de defraudación fiscal o de EFOS: empresas que facturan operaciones simuladas. Estamos haciendo la revisión de los primeros casos porque nos parece fundamental que venga una sanción en el ámbito administrativo y en el ámbito penal.”
El 31 de julio de 2019 se reveló la lista de los 300 empresarios investigados por la UIF, que encabezaba el expresidente Fox con adeudos al fisco por 15 millones de pesos.
El titular de la UIF expuso que en la escala de costo-beneficio, las pérdidas fiscales por privilegiar la contabilidad fueron del orden de 324 mil millones de pesos anuales. Por ello, conminó a los mexicanos a “preguntarnos si realmente en una sociedad democrática debe ser más importante el sistema fiscal para evadir impuestos y comprar facturas falsas o los mecanismos de protección de los trabajadores y de producción”.
En cuanto a temas del outsourcing ilegal, las empresas fachada y las factureras están los actos de corrupción, aseguró. “La empresa fachada es un ataque directo al empresariado mexicano, porque la contratación gubernamental se iba a estas empresas fachada y entonces ya no era el diezmo o el moche, era el ciento por ciento del recurso que terminaba en transferencias electrónicas de estas empresas que se disolvían a los meses y en las que estaría el dinero en efectivo”.
Consultado por Contralínea sobre estas investigaciones, el presidente López Obrador indicó el pasado 19 de febrero que la Procuraduría Fiscal “es la que está llevando estos asuntos que están en tribunales, algunos ya resueltos, otros en proceso”. Y se comprometió a pedir un informe.
López Obrador también celebró “que el Congreso haya aprobado el que se erradique, que quede prohibida la condonación de impuestos, que era una de las prácticas más recurrentes para hacer valer el influyentismo. Era muy injusto, pero mucho muy injusto el que todos pagaran impuestos, el pueblo raso porque al comprar una mercancía ahí iba incluido un impuesto, el IVA, desde luego los profesionales, los comerciantes, los pequeños, medianos, grandes empresarios; pero había una élite que no pagaban impuestos, les condonaban miles de millones de pesos. Una gran injusticia. Entonces, ya se terminó, porque ahora en el artículo 28 de la Constitución, así como están prohibidos los monopolios, está prohibida la condonación de impuestos”.
Y criticó que en el pasado la atribución del perdón fiscal la tenía el presidente de la República y el secretario de Hacienda. “Se llegó al caso de que la diferencia entre una empresa exitosa y una empresa menos exitosa, era que la empresa exitosa no pagaba impuesto, no generalizo, pero empresas del mismo ramo; una muy bien porque tenía influencia y no pagaba impuestos, la otra empresa, del mismo ramo, con pocas utilidades o sin utilidades porque pagaba impuesto”.
El presidente agregó que por ello proliferaban los despachos de fiscalistas “que hacían su agosto no porque fuesen buenos abogados, sino porque eran muy buenos para el influyentismo; además todo se resolvía arriba”.