* Martes 20 y jueves 22 de abril a las 12:00 horas (Ciudad de México)
* A través de Facebook Live, canal de Youtube del museo, y Youtube de Cultura en Directo UNAM
CIUDAD DE MÉXICO, 19 de abril de 2021.- Continúa el ciclo de conversaciones Arte, política y contracultura. El mundo hoy. Esta semana Franco “Bifo” Berardi y Andreas Petrossiants conversan sobre diversos temas como la situación global en la actual emergencia sanitaria dentro de un sistema capitalista neoliberal, así como el auge de las derechas disfrazadas de democracias tan presentes hoy día. Mientras que Paul B. Preciado y María Galindo realizan un recorrido por el espacio del caos, entendido como un sitio que puede encontrarse en las calles de cualquier país de América Latina, donde se llevan a cabo luchas sociales, un lugar imprevisible, difícil y complejo.
20 de abril. Abrazar el caos e imaginar el futuro
Franco “Bifo” Berardi (Italia) y Andreas Petrossiants (Estados Unidos)
22 de abril. Encuentros en el caos
María Galindo (Bolivia) y Paul B. Preciado (España)
Abrazar el caos e imaginar el futuro
El escritor, teórico y activista mediático italiano, Franco “Bifo” Berardi, en su charla con Andreas Petrossiants, escritor y editor radicado en Nueva York; visualiza la emergencia sanitaria como un escenario donde “el juego está abierto”, una oportunidad para pensar, replantear y evaluar temas en el ámbito político, social y económico, pese a los esfuerzos de capitalismo neoliberal que busca mantener un control a través de la violencia. La pandemia ha reactivado el futuro como un espacio de posibilidades, en medio de un caos se pueden encontrar y pensar en la reorganización social.
Las consecuencias negativas del capitalismo neoliberal son diversas y evidentes hoy más que nunca. En Europa, explica, en los últimos 20 años los gobiernos han destruido y reducido el financiamiento de los servicios de salud, educación e investigación, ante este panorama la pandemia inició con un sistema de salud incapaz de dar soluciones. De manera hábil, los laboratorios están lucrando con la venta de vacunas, rompiendo acuerdos y poniendo en riesgo la vida de miles de personas. Los trabajadores que realizan actividades esenciales no son contemplados para ser vacunados. Las redes sociales, por su parte, dan o quitan visibilidad a conveniencia, haciendo evidente un juego de las alianzas basadas en poder, dinero e influencias. El caso más evidente es del anterior presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien mientras estaba en funciones le fue permitido utilizar sus redes con mensajes ofensivos, una vez que perdió las elecciones presidenciales le cerraron su cuenta de Twitter, un juego de intereses señala.
La crisis sanitaria y neoliberal sucedieron al mismo tiempo, haciendo evidentes la voracidad de un sistema que no da garantías a los individuos. Aunque el caos que prevalece señala, es importante no temerle ni declararle la guerra, sino pensar en posibilidades de reinvención.
Ante este panorama de desigualdad las luchas sociales en todo el mundo se han hecho presentes desde hace años contra gobiernos totalitarios, donde las reformas neoliberales están integradas a las nuevas democracias. Las izquierdas se han identificado con aquellos que siguen las reglas. Hay un intercambio de personajes de comedia donde los fascistas son defensores de la libertad, y los progresistas defensores de la ley, puntualiza.
Por otro lado, los estados modernos no han podido establecer una relación sana entre libertad y poder. El concepto romántico de libertad significa pasar por encima de los derechos del otro como matar y colonizar, son deseos histéricos que han fomentado la agresividad, el imperialismo, el machismo, etc. Se practica una libertad sin crítica y sin entender su significado.
Considera que es indispensable la creación de medios autónomos con pensadores libres para tomar el control de contar la historia, generar experiencias de autoorganización similares en funcionamiento a Facebook o Twitter, pero con objetivos diferentes. En los últimos 20 años no se ha creado un espacio de comunicación con estas características.
Para “Bifo”, las contraculturas de los años sesenta y setenta fueron un fenómeno separado y opuesto a la cultura y medios dominantes y, precisamente, el error fue permanecer al margen de la participación y en consecuencia de la transformación social. La contracultura debe ser algo que se filtre en los medios y en la sociedad, apunta.
Encuentros en el caos
El filósofo, activista y curador español Paul B. Preciado, opina que hablar de poder hoy día, no se refiere únicamente a las instituciones jurídicas o al aparato del Estado, sino al poder que atraviesa y captura el cuerpo. Es común que se piense en el cuerpo como un objeto, pero lo más importante es su potencia deseante; resulta interesante ver las maneras a través de las cuales el poder captura la imaginación y, por ende, esa potencia deseante del cuerpo que sería la última reserva de una posibilidad revolucionaria. En este sentido, los movimientos de izquierda, feministas o antirracistas se han ido transformado en políticas de identidad.
A los representantes de estos movimientos les interesa encontrar quien sería el sujeto posible de hacer la revolución: el cuerpo de las mujeres, lo femenino, la clase obrera, el pueblo, pero no se han
dado cuenta que han perdido su capacidad misma de transformación. El poder se encarga de la construcción de la clase obrera, de lo masculino y lo femenino a través del control de su potencia deseante.
Por su parte, la performer y artista visual boliviana María Galindo, considera que los movimientos sociales en el contexto latinoamericano, representados en los colectivos más diversos, no han terminado de construir claves interesantes para entender el tema del poder. Esto se debe a la existencia de una serie de políticas de confusión bien estructuradas que diluyen la compresión de éste para evitar verlo en su justa dimensión. Para ella es fundamental destituir jerarquías; considera que hay un constante reciclaje del poder por parte de sí mismo, utilizando las identidades feministas, trans o indígenas para hacerlo. El hecho de que se abran espacios sociales o políticos para esas comunidades no representa un cambio estructural, considera.
En este sentido los movimientos sociales han perdido sus principios, en vista de que se han adherido a las instituciones hegemónicas; hay desconfianza respecto a la retórica de los derechos humanos o a las prácticas de la democracia representativa como una posibilidad de transformación revolucionaria. Estas situaciones son muy comunes en los tiempos actuales, hay núcleos de poder que están dentro de los propios movimientos.
En la realidad latinoamericana, concretamente en Bolivia, María Galindo trabaja con personas que las instituciones expulsan y silencian, son formas de exclusión que niegan el derecho de existir y subsistir, no cuentan con los derechos básicos de educación, empleo y vivienda. Ante este panorama caótico, se trabaja en la construcción de alianzas fuera de la institución que representan sus propias nociones de bienestar. La apuesta es seguir construyendo redes de cooperación, creadas desde espacios radicales. Por otro lado, opina que en la actualidad es importante no perder de vista la perdida de los espacios físicos donde la corporalidad no está presente, donde la hegemonía cibernética construye realidades simuladas a través de la pantalla de una computadora.
Para Paul B. Preciado, el feminismo debe entrar en un análisis de su funcionamiento; en España y Francia existe una fuerte presencia de un feminismo blanco neoliberal que excluye los cuerpos racializados, migrantes o trans. Considera que, ante la actual crisis sanitaria, el capitalismo neoliberal ha mostrado que se encuentra en ruinas, dejando una situación de extrema vulnerabilidad social, eso empuja no sólo a cambiar la forma de pensar y de hablar sobre política, sino de hacer política. El individuo debe buscar nuevas formas de sobrevivir en una situación de extrema violencia y precariedad.
Las redes sociales y aplicaciones digitales, por otra parte, son las nuevas formas de control y de vigilancia; las prácticas disidentes hoy tienen como espacio de existencia y comunicación a corporativos que están en el centro del poder capitalista. Es necesario buscar nuevos canales de comunicación y, sobre todo, la creación de nuevos lenguajes digitales para una reorganización fuera de la vigilancia de corporaciones multinacionales, concluye.