El populismo no es simplemente un discurso o acción política para ejercer el poder, sino que implica una serie de actuaciones que desmontan las garantías de las democracias constitucionales, aseguró el Consejero Presidente del Instituto Nacional Electoral (INE), Lorenzo Córdova Vianello.
“En la agenda del populismo está justamente la de desmontar esos mecanismos de control del poder que, en su lógica, sirven para acotar al pueblo y la actuación de su voluntad general”, dijo.
Durante su participación en la conferencia virtual Voluntad del pueblo: notas sobre la “teoría” política del populismo, realizada como parte del VIII Congreso Internacional de Ciencia Política afirmó que los populismos nacen del conflicto y necesitan del conflicto para existir, “por eso la lógica del populismo es alimentar ese conflicto, inventar o identificar a los antagonistas, a los enemigos y a partir de ello sobrevivir”.
La idea de pueblo que plantean los populistas, agregó, supone en sí misma la negación del pluralismo, al concebirlo como un ente homogéneo que se expresa en la voluntad general malinterpretada o reinterpretada por los populistas a través de una sola voz, que suele ser la de ellos.
“La voluntad general no es la voluntad del líder que habla en nombre del pueblo, no es la voluntad del líder que interpreta la voluntad del pueblo”, dijo al distinguir entre la voluntad general y el voluntarismo.
“La voluntad general parte de abajo, el voluntarismo cae desde arriba, a pesar que se venda como la verdadera y auténtica interpretación de la voluntad general”, añadió.
Estimó que frente a la paradoja que supone el hecho de que el populismo dice sustentarse en la democracia, cuando en la realidad la erosiona, es fundamental reforzar la construcción de ciudadanía con educación cívica.
El populismo es antidemocrático: Claus Offe
Al dictar su conferencia, el sociólogo político Claus Offe coincidió en que el populismo es antidemocrático por concepto, ya que sus métodos y posiciones no son democráticos, a pesar de que echan mano de los métodos de este sistema político para conseguir el poder.
“En una democracia se tienen que hacer valer los contrapesos de las instituciones y de los partidos de oposición. Sin entender que hay derechos y contrapesos, no se puede hablar de que un país con un líder populista tenga una democracia”, manifestó.
Por lo que al estar en contra de la voluntad del pueblo que pertenece a las instituciones y partidos de oposición que el mismo líder niega por considerar que sólo existe una voluntad general, rechaza la democracia.
También señaló la importancia de los movimientos sociales que desde diferentes ámbitos buscan expresar su descontento con las medidas y acciones adoptadas por los líderes populistas, sin embargo, lamentó que en los países que viven este fenómeno no existe un líder visible de oposición que unifique todos estos reclamos.
Ello, abundó, deja a los populistas utilizando las instituciones que quiere destruir y buscando implantar el poder basándose en un solo partido y desdeñando los controles que se han establecido.