Por Alejandro Villegas…
El Senado culminó, vía fast tract, la reforma a la Ley de la Energía Eléctrica y con ello el Legislativo sacó adelante la iniciativa preferente del ciudadano presidente en escasos treinta días.
Acompañada por supuesto de una celeridad que se antoja sospechosa, al tiempo que recuerda la forma en la que opera el priismo en la época dorada del presidencialismo omnipotente de México.
Así se demostró de manera fehaciente el acatamiento de la instrucción dictada desde Palacio Nacional para sacar adelante la iniciativa sin cambiarle ni una coma.
Es claro que, sin el acompañamiento de Morena y sus aliados, desde el Legislativo, muchos de los cambios en la conducción nacional no se habrían podido sacar adelante, en lo que va de la presente administración.
En el caso de la energía eléctrica, de nada valieron los señalamientos de la oposición política y empresarial, así como que se anticipara la eventual violación a lo estipulado en acuerdos internacionales en la materia.
La aplanadora morenista no guardó las formas, al no esperar siquiera a que se desarrollara el parlamento abierto para el análisis de la iniciativa, promovido por la oposición.
Es claro que la muestra de fortaleza y coordinación entre el Ejecutivo y su ala Legislativa es y será imprescindible para la consolidación de la cuarta transformación, por lo que desde ahora oposición tanto ciudadana como política, tenga en la mira descarrilar el proyecto, mediante el control del Legislativo, en una operación similar a la que en 1997 encabezó, entre otros, Porfirio Muñoz Ledo, que llevó al presidente Zedillo a señalar que el Ejecutivo propone y el Legislativo disponible.
Por el momento, el Legislativo se mueve al son que le marca el Ejecutivo, pero el cambio de esa dinámica depende en gran medida del sentir ciudadano.
Vacuna
La aplicación de la vacuna contra COVID-19 se mueve y avanza, pero más lento de lo que se pretende proyectar.
Pese a la alharaca gubernamental, los números terminan por imponerse.