Por Alejandro Villegas…
El ciudadano presidente acusa a la Auditoria Superior de la Federación de proporcionar argumentos a sus adversarios, para que lo cuestionen a él y su gestión, pero su visión por decir lo menos es sesgada.
El ciudadano presidente deja de lado que la obligación de la Auditoria Superior de la Federación es supervisar la adecuada aplicación del gasto público, emitir observaciones y, en su caso, presentar denuncias ante las autoridades correspondientes.
Lo que en su caso realizó e hizo público, como lo ha hecho en el pasado con otras administraciones tanto panistas como priistas, ahora tocó el turno del ejercicio 2019, que por más que se quiera no pudo librarse de cuestionamientos.
Al momento, se trata de observaciones que pueden y deben subsanar las dependencias señaladas, para dejar en claro su proceder en la aplicación del presupuesto. Por lo tanto, lo que el ciudadano presidente trata de cuestionar es el desempeño legal de la Auditoria Superior de la Federación.
Ello, de nueva cuenta pone de manifiesto, la visión del ciudadano presidente de que todo aquel que no acata sus designios u osa cuestionar, aunque mínimamente su desempeño, está en su contra.
Y, consecuentemente, debe ser tratado como un adversario.
El ciudadano presidente pretende absurdamente que todos los ciudadanos, organismos y asociaciones le rindan culto, reconociendo sin cuestionamiento alguno su desempeño.
Busca ser desde ahora, reconocido como el gran transformador de la patria.
Si esa, no es una visión dictatorial o mesiánica, estamos en plena democracia, por supuesto concebida conceptualmente por el ciudadano presidente.
Reactivación
A poco menos de un mes de que se cumpla un año del cierre de actividades, el país está urgido de una verdadera reactivación.
El pretendido retorno a la nueva normalidad, no ha culminado. No son pocas las actividades económicas que siguen afectadas.
En tanto el ciudadano presidente y su séquito no frenan su afán optimista.