Por Alex Villegas…
El rechazo, por parte del ciudadano presidente, a la ayuda ofrecida por el presidente Trump, era obligado.
Aceptarla habría sido un error craso que colocaría, en principio, en seria duda la capacidad de las fuerzas nacionales del orden para hacer frente al crimen organizado, además del aparato de procuración de justicia.
Se habría aceptado una debilidad y cedido en parte de la preciada soberanía nacional.
El ciudadano presidente, en conjunto con los mandatarios de Sonora y Chihuahua se han comprometido con la aplicación de la justicia.
Sin embargo, hay que considerar que, al tratarse de ciudadanos estadounidenses asesinados, la presión de la administración Trump, así como de legisladores, organizaciones sociales y medios de ese país, lejos de aminorarse y conformarse con declaraciones, se incrementarán y pugnarán por una aplicación rápida de la justicia.
Guardadas las debidas proporciones, hay que recordar que uno de los primeros golpes más severos al narcotráfico en México, en la década de los 80 del siglo pasado, tuvo como punto de partida el asesinato de un agente de la DEA, Enrique Camarena.
La tragedia de la familia Lebarón en este caso, sin duda, se traducirá en una creciente presión en demanda de acción, que pondrá en tela de juicio la capacidad de la administración del ciudadano presidente para dar resultados.
Los estadounidenses están muy lejos de ser el pueblo bueno.
Revocación
La revocación de mandato avanzó en la Cámara de Diputados, ahora iniciará su periplo por los congresos estatales, donde con toda seguridad no tendrá obstáculo alguno.
El ciudadano presidente, evidentemente, estará más que contento debido a que en breve estará en condiciones de realizar la consulta en la fecha y los términos que percibe le son convenientes, solo falta que la ciudadanía decida acudir a las urnas de manera copiosa para patentizar el respaldo a su desempeño.
No obstante, a la luz de los acontecimientos económicos y de seguridad que prevalecen en el ambiente, nada puede darse por seguro.