
Por Alex Villegas..
Por donde se le vea el programa presentado por el ciudadano presidente para la recuperación económica del país, se traduce en una dosis de atole con el dedo para el pueblo bueno.
Como dice la canción: aquí no hay novedad, todo sigue igual.
Bueno no igual se habla de lo mismo, pero con mayores restricciones que equivalen a una reiteración de la pobreza franciscana en la administración pública.
La promesa de austeridad ligada al reforzamiento de los programas sociales se exhibió como parte central del discurso del ciudadano presidente, pero de apoyos a la pequeña y mediana empresa, o para el autoempleo, poco o nada se dijo.
Aunque se destacó la creación de 2 millones de empleos, sin abundar en información que permitiera apreciar en qué sector y cuándo se abrirán las plazas laborales.
En pocas palabras, el ciudadano presidente quedó a deber y dejó a la sociedad mexicana con más dudas que certeza.
Eso sí, por optimismo no se puede quejar la colectividad. El ciudadano presidente redescubrió el hilo negro al reiterar que la crisis será pasajera, porque es temporal.
Vacaciones
El tradicional periodo vacacional de Semana Santa y Semana de Pascua representa sin duda el mayor reto social por lo que respecta a la sana distancia.
La tentación por la playa y el descanso estará presente, pero al igual que la convivencia social, requieren por el momento de un freno, por que la realidad termina por imponerse a los escépticos.
Sin duda, en este rubro, las autoridades de los destinos turísticos tradicionales, tiene ahora un gran y peculiar reto, ante la necesidad de contener el arribo de vacacionistas ávidos de un espacio para la relajación.