Por Alex Villegas..
La culminación de un ciclo, representa la ocasión obligada para realizar un balance, tanto en lo personal como en lo general.
Recordar los propósitos y objetivos, los buenos deseos y los anhelos, pero sobre todo para valorarnos como personas, tanto en lo espiritual como en lo físico.
Determinar si hoy somos mejores y estamos preparados para iniciar un nuevo ciclo siempre será importante, al igual que recordar los momentos gratos, pero ante todo a quienes se nos adelantaron en camino. Esas personas que ayer estuvieron a nuestro lado y hoy ya no están más, pero que forman parte de nuestra historia de vida.
Un episodio más de nuestra historia de vida concluye y se abre otro, con nuevas expectativas y deseos, ligados a lugares comunes como los abrazos, los buenos deseos y propósitos, además de toda serie de rituales, conscientes de que la mayoría de ellos durarán poco en el plano de la seriedad.
No hay quien no busque la prosperidad y la abundancia, y se vuelque de lleno al festejo, con la consigna real de que se trata de una circunstancia obligada.
Sin embargo, lo importante más allá de los buenos propósitos y deseos, debiera ser establecerlos de manera objetiva y claro, con plena consciencia de la enorme diferencia que existe entre los planos del querer y el poder, para evitar toda serie de frustraciones.
Y en ese plano, resulta importante destacar que son pocos muy pocos los que se establecen la meta de conservar la salud de la que gozan y más bien parecen orientar su comportamiento cotidiano a degradarla, dejando de lado que el bienestar físico y mental son los factores más importantes para todo ser humano.
De ahí que, amablemente, te haga una atenta invitación a que incluyas entre tus propósitos de año nuevo el de conservar la salud, o hacer lo posible por recuperarla, porque habiendo salud, la vida independientemente de las circunstancias económicas y sociales, es más llevadera. Se trata del tesoro más preciado de toda persona.
En paralelo, hay que recordar que, al momento de dar un abrazo a nuestros familiares o amistades, es fundamental cerciorarnos de transmitirles un gusto real ligado al efecto emocional que proporciona el contacto físico, para que perciben nuestra sinceridad y no dejar el abrazo, como un simple acto protocolario y obligado.
Sin más, te deseo sinceramente que el año 2020 que está por iniciar te permita crecer tanto en lo personal como en lo espiritual. Felicidades y que la bienaventuranza sea tu compañera de viaje en el capítulo de tu historia de vida que está por comenzar a escribirse.