Por Alejandro Villegas…
La brevedad discursiva del ciudadano presidente en Tamaulipas, menos de cuatro minutos, se diga lo que se diga, mostró que no todo es miel sobre hojuelas en el ejercicio gubernamental.
Hayan sido detractores o apoyadores del ciudadano presidente los que obligaron a que su mensaje fuera corto, en un entorno de diferencias con el mandatario estatal, lo evidente fue que tuvo que dejar el escenario antes de lo previsto.
Las explicaciones y especulaciones serán diversas, pero sin duda, el evento marca un punto de quiebre en el rubro de los eventos del ciudadano presidente.
Las y los ciudadanos que se dieron cita o fueron trasladados a las inmediaciones del evento, hicieron patente el músculo social. Unos a favor, otros en contra, dejaron sentir lo que sucede en el país.
No toda la sociedad está de acuerdo con la conducción del país, lo que debiera tomarse como algo normal, en el ámbito de toda democracia.
En su alocución, el ciudadano presidente argumentó que sería breve por la pasión que se percibía y los cuidados que se debían tener por la pandemia, para evitar contagios, pero las manifestaciones de descontento no se pueden negar.
Por otra parte, el apoyo prometido por el ciudadano presidente a Tamaulipas, lejos de ser una graciosa concesión, debe entenderse en su justa dimensión, como una obligación por parte de quien gobierna el país. Es decir, no da nada, en ese caso, solo cumple con su obligación.
Morena
El triunfo de Mario Delgado, que lo coloca como nuevo dirigente nacional de Morena, aunado al llamado que hizo a Porfirio Muñoz Ledo, a sumarse, no pasa de ser parte de una nueva versión de la operación cicatriz.
A fin de cuentas, con Mario Delgado en la dirigencia de Morena, el ciudadano presidente tiene a un incondicional y relega a un segundo plano, a quien en el no muy lejano 1987, junto con Rodolfo González Guevara y Cuauhtémoc Cárdenas, entre otros, impulsaron la Corriente Democrática que terminó por lanzar al hijo del Tata Lázaro como candidato presidencial, con un Andrés Manuel López Obrador ubicado en segundo plano, para a la postre crear el PRD.
Así uno de los fundadores de la izquierda, en la era moderna de la política nacional, queda relegado, pero el ciudadano presidente tendrá al frente de Morena a un operador, acostumbrado a plegarse a los designios dictados desde Palacio Nacional.