Por Alejandro Villegas…
En definitiva, la diplomacia no es la zona de confort del ciudadano presidente, como lo demuestra la tardía felicitación a Joe Biden por su triunfo electoral. Llegó tarde y mal.
Con el argumento de esperar el resultado definitivo, el ciudadano presidente respaldó, de manera directa, la postura del presidente Trump de no reconocer los resultados electorales que le eran adversos.
El ciudadano presidente fue incapaz de sumarse a los dignatarios de otras latitudes que de inmediato externaron su beneplácito a quien será el nuevo inquilino de la Casa Blanca.
Y con su postura arriesgó, la estabilidad de la relación con el principal socio comercial de México.
El ciudadano presidente asumió una posición arriesgada que podría, en el corto plazo lesionar no sólo a los paisanos que residen de manera ilegal en Estados Unidos, sino la economía y estabilidad del país.
Con su misiva, vía diplomática, a Joe Biden el ciudadano presidente trata de enmendar la plana. Eludió la posibilidad de establecer un diálogo directo con el próximo presidente de Estados Unidos, con quien tendrá que tratar de manera obligada durante el resto de su gestión.
En suma, el ciudadano presidente mostró una vez más esa necedad de la que incluso hizo alarde durante su prolongada etapa de campaña en pos del Poder Ejecutivo que hoy ejerce con su particular estilo, sin importarle la consecuencia de sus actos, dejando muy alejada el comportamiento de un verdadero estadista.
Semáforo
El ciudadano subsecretario López Gatell se auto enmendó la plana, en torno a la importancia del semáforo epidemiológico como referente, al igual que por su parte el ciudadano secretario de Educación Pública, lo hizo en lo referente al retorno a las clases presenciales, dejando la responsabilidad de esa determinación a los mandatarios estatales.
Y con ello, ambos funcionarios de la administración federal, dejaron en claro la imprecisión que prevalece en el manejo de la pandemia.
Lo que, si comienza a quedar claro, hasta donde se puede, es que la adquisición y aplicación de la vacuna contra el COVID-19, si bien son próximas están lejos de constituirse en una solución inmediata.
El COVID-19 con sus variantes llegó para quedarse y como sociedad debemos acostumbrarnos a convivir con él, al igual que le hemos hecho con la influencia y otras enfermedades.
En lo que si tienen razón el ciudadano presidente y su séquito es en el hecho de que el ciudadano depende de cada persona, se trata de una responsabilidad personal, porque si confiamos en ello, está visto que vamos al traste.