
Por Alex Villegas..
Tras la jornada crítica del lunes 9 de marzo, en la Bolsa de Valores, y el deslizamiento del dólar por encima de los 21 pesos, el ciudadano presidente de la mano del ciudadano secretario de Hacienda, enfrentan un panorama adverso.
Indudablemente se trata de un comportamiento global que pondrá a prueba, de nueva cuenta como en 2008, la fortaleza de las finanzas nacionales, con una marcada dependencia aún de los recursos provenientes de la exportación del petróleo, además por supuesto de las remesas y la derrama derivada de la actividad turística.
Los números del ciudadano presidente, esos que siempre contrastan con la realidad, tendrán que salir a relucir y dar un paso al frente para contener lo que podría ser una crisis de confianza.
Este tenor, podría, evidentemente marcar la diferencia entre las administraciones pasadas y la 4T. El comportamiento de las finanzas globales no se controla con saliva, y mucho menos con respeto.
Y el ciudadano presidente debe estar más que consciente de ello.
Lo malo es que como siempre, el pueblo bueno tendrá que cargar con el costo.
Persistencia
A pesar de lo evidente, el ciudadano presidente persistió el culpar a sus adversarios por la marcha feminista y el movimiento del 9 de marzo; fiel a su estrategia de no aceptar culpa alguna, reconoció la legitimidad de las demandas, pero culpó a los conservadores de estar detrás de manera por demás irresponsable, de nueva cuenta, sin exhibir prueba alguna que sustente su dicho, lo cual es más que preocupante.