Por Alex Villegas..
La paralización de actividades no esenciales en el gobierno federal, aunado a el anuncio de medidas para reactivar la economía, representan el reconocimiento por parte del ciudadano presidente de que la situación está a punto de salírsele de las manos.
La calma que trató de conservar hasta el último momento es superada por la realidad.
El coronavirus nos alcanzó y en los próximos días se propagará de manera nativa y natural.
Los contagios y su atención harán colapsar el sistema nacional de salud y colocarán en su justa dimensión el tamaño de la pandemia.
De manera inevitable la ciudadanía saldrá en busca de alimentos y el diario sustento, con lo que se expondrá a incrementar el número de contagiados.
El uso de la fuerza pública para contener a la población en sus hogares, aparece como el último recurso que frente a la necesidad y el apremio puede ser rebasado.
En tanto que, en paralelo, el nivel de aceptación y popularidad del ciudadano presidente enfrentará una prueba de fuego cuyo resultado, sin duda, se reflejará en la elección intermedio del 2021.
Impuestos
La contingencia frena la actividad social pero el gobierno requiere de ingresos para operar, pero sin actividad, el grueso de la ciudadanía pugnará por una tregua fiscal que les permita no solo a empresarios sino a trabajadores independiente y contribuyentes en general, enfrentar la situación, sin la preocupación de ser objeto de persecución y sanciones.
Sin duda en este campo, el ciudadano presidente tiene un pendiente que más temprano que tarde tendrá que enfrentar.