Por Alex Villegas…
El horizonte nacional para el ciudadano presidente es distinto del que aprecia el grueso de la colectividad. Para él la pandemia está controlada y México saldrá adelante de la depresión económica, sin contratiempos.
La visión del país, desde la comodidad de Palacio Nacional es agradable, sobre todo cuando se está alejado de la realidad.
El horizonte de fantasía de pejelandia, no es muy distinto del que vivieron, en su momento los antecesores del ciudadano presidente, en sus diversas versiones del país de las maravillas.
El país ideal que percibe, bajo su dirección mesiánica, contrasta con los niveles de desempleo, inseguridad, inflación y crisis que enfrentan a diario los ciudadanos.
Pero siempre, como hasta ahora, el ciudadano presidente tiene la posibilidad de endosar culpas lo mismo hacia el pasado que hacia los mandatarios estatales, mientras enarbola sin reparo alguno la bandera del combate a la corrupción, como una suerte de distractor social.
Mediación
La ciudadana secretaria Sánchez Cordero, de nueva cuenta, entró al quite mediante el diálogo con la Jefa de Gobierno y mandatarios estatales, en busca de coordinación, para limar asperezas.
La proyección de una unidad nacional, que no se aprecia al momento es más que necesaria.
Y lo verdaderamente negativo en este caso, es que, desde su posición como dignatario, el ciudadano presidente no esté interesado en colocarse al frente de un contingente sólido, como líder nacional.
Ello, quizá porque antes de buscar desempeñarse como un verdadero estadista el ciudadano presidente, sólo trata de proyectar su imagen como líder de la 4T.