Por Alejandro Villegas..
La propuesta que el ciudadano presidente planteará a Estados Unidos, en materia de migración, simple y sencillamente es un castillo de naipes que se caerá tan pronto se presente formalmente.
Una cosa es que la administración Biden, a través de la vicepresidenta Kamala Harris haya externado su voluntad de contribuir a resolver el tema migratorio, desde su origen y otra que estén dispuestos a dejarse imponer línea.
Sin duda, la administración estadounidense puede apoyar económicamente a los países emisores, pero de ahí a que acepte las reglas propuestas por el ciudadano presidente para otorgar visas laborales temporales y luego definitiva, a partir del cumplimiento de los términos del programa Sembrando vida hay una enorme distancia.
Es claro que la pretendida ampliación del programa Sembrando vida, a los países emisores, ligado al otorgamiento de una visa de trabajo, sin duda suena bien como muchas de las promesas de la 4T, pero tiene escasas posibilidades reales de prosperar. Si algo busca la administración Biden es el fortalecimiento de la figura del mandatario estadounidense y no la promoción de la imagen del ciudadano presidente.
Evidentemente tras la propuesta del ciudadano presidente que está llamada al fracaso, está su afán de promover su figura de pretendido líder regional.
Y en lo inmediato, lo único que logra es una venta más de ilusiones.
De entrada, lanza el anzuelo con alegria y optimismo, para ganar como siempre simpatías.
Juicio político
La explicación de Mario Delgado al aceptar la falta en que incurrió Félix Salgado Macedonio, al pretender establecerla en términos monetarios, es un insulto a la inteligencia del pueblo bueno.
No se trata de la cantidad o el monto de la falta, sino del hecho innegable de que si existió.
Se trató de burlar a la autoridad y se incurrió en una falta. Y el proceso para sancionarla no contempla la reparación económica que de manera burda y soez plantea el propio Delgado en una maniobra ridícula.
Pero sin duda, el extremo de proponer llevar a juicio político a los ciudadanos consejeros del INE con el argumento de que traicionaron a la patria, raya en la esquizofrenia.
No existe cabida a la traición a la patria en la aplicación de la norma, sobre todo cuando ha quedado en evidencia y demostrado de manera contundente que se incurrió en una falta.
A toda costa Mario Delgado, Félix Salgado y en general Morena, por supuesto con el ciudadano presidente a la cabeza, tratan de victimizarse.
Ahora aceptan la imposición de una sanción proporcional a la falta que finalmente será dictada por el máximo tribunal en la materia, pero lo hacen asumiendo el rol del bravero del barrio, que insulta y amenaza al ser pillado.