Por Alex Villegas..
De las palabras se pasó a las manos. Las protestas y los compromisos de reposición de la votación fueron superadas por los hechos. En medio de una grotesca escena propia de un régimen dictatorial, Rosario Piedra Ibarra rindió protesta como titular la CNDH.
Las lamentables imágenes de jaloneos entre legisladoras y legisladores, ponen de manifiesto la polarización que existe en el Legislativo, en donde el uso de la mayoría que antaño se criticó hoy se ejerce con severidad para avasallar al adversario.
En lo que ha corrido de la actual Legislatura, desde septiembre de 2018 a la fecha, había prevalecido la cordura, con sus asegunes, pero durante el proceso de selección del nuevo ombuds person, los morenistas terminaron de exhibir su verdadero rostro.
Evidentemente están dispuestos a cumplir a cualquier costo con la línea dictada desde Palacio Nacional.
Y al hacerlo, poco o nada les importa que degraden la imagen del país y destrocen los principios fundamentales de la democracia y la convivencia política.
Así la de Rosario Piedra Ibarra es una gestión al frente de la CNDH que inicia con muy mal augurio.
Evo
El ciudadano presidente puede sentirse satisfecho por haber brindado asilo y trasladado a Evo Morales, porque ello le permitió atraer los reflectores de la comunidad internacional.
Si París bien vale una misa, los pretendidos beneficios en materia de imagen por asilar a Evo Morales por supuesto que valen la pena, aunque esa acción polarice a la sociedad mexicana.
A fin de cuentas, por el momento, el ciudadano presidente es el dueño del pandero.