Alejandro Villegas…
Las medallas que busca colgarse cotidianamente el ciudadano presidente, como sucederá en el primer informe trimestral de 2021, son más de oropel que por verdaderos méritos o logros.
Sin duda, los grandes avances que desde el discurso enarbola contrastan con la realidad que percibe en lo inmediato el ciudadano de a pie.
Como, en el caso de la vacunación que si bien avanza lo hace a paso lento y sin dejar de lado la pretensión político electoral, que se percibe en el desempeño de los denominados servidores de la nación.
O en el campo de la seguridad, en la que si bien hay avances son mínimos en el plano general.
Sin dejar de mencionar por supuesto, la forma en la que desde el discurso oficial se tratan de superar los escenarios de un elevado número de decesos a causa del COVID-19, como si se tratase de un daño colateral o la situación que prevalece en el suministro de medicamentos para los niños enfermos de cáncer.
Y que decir de la recuperación de empleos que no termina de concretarse y la reactivación económica, que se aprecia lejana.
La realidad del México actual, está por desgracia muy alejada de la versión del ciudadano presidente que, emulando a sus antecesores, vive en su mundo de ensueño, en donde no hay mayores problemas para la nación.
Adversarios
El ciudadano presidente descubrió el hilo negro al revelar los nombres de quienes están detrás de Latinus, y advertir la intencionalidad política de su manejo informativo.
Acusa tendencia, sin poder negar la veracidad de la información que, con Carlos Loret de Mola, como cabeza visible, se difunde de manera cotidiana.
La política y el quehacer periodístico están ligados indisolublemente, así como en su momento, Morena como movimiento creó su propio órgano informativo, para difundir los eventos, directrices, filosofía y programas político de su líder.
En realidad, lo que pasa es que no es lo mismo criticar el ejercicio del poder, con el apoyo mediático de la prensa crítica, que ser el blanco del periodismo de investigación.
Parece que el concepto de libertad de expresión y manifestación de las ideas, así como el ejercicio de un periodismo crítico, no encajan con los lineamientos de la 4T y, menos, en la ideología del ciudadano presidente quien quisiera que todo se alineara un marchara de acuerdo a sus particulares deseos.