Por Alex Villegas..
El ciudadano presidente desborda de optimismo insano ante la pandemia de COVID-19. Su decálogo y la apreciación del aplanamiento de la curva de contagios que contrasta con el semáforo vigente, se confrontan con la realidad.
No cabe duda de que el optimismo del ciudadano presidente choca con la realidad, al tiempo que permite apreciar que la operación saliva es su principal arma contra la apreciación social.
Ahora si que pareciera que trae unos números diferentes a los que difunde de manera cotidiana el ciudadano subsecretario López Gatell.
Sólo falta que salga a corregir de manera abierta al ciudadano subsecretario López Gatell, como lo ha sucedido con otros de sus colaboradores.
El decálogo del ciudadano presidente va de las recomendaciones elementales, hasta la fe, pasando por el medio ambiente y la práctica de ejercicio, para proyectar en general recomendaciones que, a estas alturas de la pandemia, salen sobrando.
Es más que claro que el ciudadano presidente está urgido de superar la etapa de contagio de COVID-19 y busca de todas las formas a su alcance darle la vuelta a la página.
Como si su discurso tuviera un efecto mesiánico, entre el pueblo bueno.
Giras
En lo que será su segunda semana de giras, en el retorno a las actividades cotidianas, de nueva cuenta el ciudadano presidente retará a la suerte y pondrá en riesgo a un elevado número de personas, que se mueven en derredor suyo.
En paralelo, por supuesto, proyectará el mensaje a la población de que el riesgo ha sido superado, a partir de sus desplazamientos sin usar cubrebocas.
Estados
Los gobernadores llevan la rienda en lo que hace a las medidas para enfrentar la pandemia de COVID-19 primordialmente las acciones de confinamiento social y reactivación de actividades en todos los sectores económicos.
Las medidas adoptadas en la Ciudad de México sin duda, son arriesgadas, pero de alguna forma proyectan la necesidad de una reactivación, a pesar de que el semáforo nacional permita una visión poco alentadora del panorama.