Por Alejandro Villegas…
El fin del fuero del titular del Ejecutivo que tanto celebra el ciudadano presidente es un tema más que sobado, que solo sirve para su explotación en el plano mediático.
Se quiera o no, al no existir la retroactividad de las leyes y las normas en México, a los antecesores del ciudadano presidente, el fin del fuero les hace lo que el viento a Juárez.
Al igual, claro que la pretensión de que sean enjuiciados, como resultado de una consulta popular de dudosos alcances en términos jurídicos, pero altamente redituable en términos de propaganda e imagen política, que se consolidarán en votos a través de las urnas.
Si en verdad, el titular del Ejecutivo podrá ser juzgado como cualquier ciudadano, es necesario que se expliquen el fondo y las formas del tema.
De entrada, porque se requerirá de un procedimiento especial para evitar que la nueva norma, se aplique sin ton ni son, además por supuesto de analizar a fondo el verdadero alcance de la disposición, que aún debe ser aprobada por los congresos estatales para su entrada en vigor.
En consecuencia, el tema del fin del fuero, aún requiere de precisiones y amplias explicaciones, que lo ubiquen en su justa dimensión.
Reelección inmediata
La reelección inmediata de los legisladores federales, en concreto de los diputados, en su esquema general, aparece como inapropiada, si se toma en cuenta que, de acuerdo a las normas establecidas en el recinto de San Lázaro, los legisladores que opten por la reelección no tendrán que separarse de la curul para realizar campañas, ni dejarán de percibir los ingresos que les corresponden por su desempeño.
En consecuencia, la reelección comenzó a exhibir lo pernicioso de la letra chiquita que generalmente no se lee, esa que tanto daña la confianza ciudadana en las instituciones y los políticos.
Ahora el tema será, para la colectividad, si avala o no los privilegios de los que gozarán los diputados que buscarán la reelección inmediata, quienes desde donde se vea tendrán una posición más cómoda que la de sus adversarios en la arena electoral.
En mi pueblo dirían que se quieren alzar con el santo y todo y limosnas.