Por Alejandro Villegas..
La realidad comienza a imponerse al optimismo del ciudadano presidente. El retorno a rojo, en el semáforo epidemiológico, de Chihuahua y Durango así lo demuestra.
El rebrote en México de la pandemia de COVID-19 es una realidad.
Estamos de lejos de domar a la pandemia y retornar por completo a la normalidad económica y social.
En paralelo, el hecho de que se prueben en el país vacunas que están en la fase tres para su aprobación, es significativo del avance de los científicos, pero de ninguna forma representa una solución sólida.
En tanto el número de decesos superará los cien mil en los próximos días, sin que el ciudadano presidente pierda la templanza y reconozca la emergencia que tarde que temprano volverá a paralizar al país y terminará por asfixiar la economía de no pocas familias.
El rebrote de COVID-19 está a la vista de todos y no hay modo de ocultarlo con optimismo y cifras alegres.
Tampoco hay fechas precisas para la aplicación de la vacuna. Y los dineros públicos cada vez son más escasos.
Elección
El ciudadano presidente se muestra confiado en que el resultado de la elección presidencial en Estados Unidos, no afectará la relación comercial o las inversiones.
Lo que sin duda, representa una afirmación más que arriesgada.
En ese campo las referencias históricas son abrumadoras.