Por Alex Villegas..
El ciudadano presidente insiste en desviar la atención social. No quiere que la colectividad esté atenta a los decesos por COVID, sino en el combate a la corrupción.
Lamentablemente, lejos de que el ciudadano presidente enfoque su desempeño en temas cruciales como la recuperación económica que requiere el país y la adopción de medidas que garanticen el control de la pandemia de COVID-19, prefiere mantener su estrategia político electoral.
Y de paso, descalificar a los medios y orientadores de la opinión pública que no se pliegan a su línea editorial.
En tanto, desde el plano discursivo busca convencer de que el país se recupera en términos económicos y los contagios de COVID-19 disminuyen, mientras enarbola la bandera de contar con el acceso a una vacuna que aún no está aprobada y para cuya producción-aplicación no existe una programación seria y confiable.
Tras la difusión de los videos que implican a su hermano Pío, el ciudadano presidente vuelve a impulsar el juicio a los expresidentes, endosando en primera instancia la responsabilidad de una decisión que puede tomar él, en cualquier momento, a la ciudadanía y en un segundo plano al Legislativo.
Con ello, el ciudadano presidente demuestra solo que está dispuesto a estirar al máximo la liga del efectismo mediático, para presentar un show político-electoral, que está muy alejado del combate a la corrupción que enarbola.
No le interesa tanto llevar a juicio a los expresidentes, como armar un buen show, y por supuesto tratar de conservar el control de la Cámara de Diputados, como resultados de su pretendida campaña contra la mafia del poder.
Ciclo escolar
El inicio del ciclo escolar 2020-2021, en el esquema de educación a distancia, pone de nueva cuenta sobre el escaparate de la opinión pública las enormes diferencias sociales que prevalecen en el plano nacional y el atraso tecnológico del país.
Lamentablemente no todos los alumnos tienen acceso a las señales de radio y televisión y no se diga del uso de computadoras, tabletas o el Internet.
Y por supuesto, tampoco son pocos los maestros que están lejos del uso de las tecnologías de la información.
Por tanto, es más que evidente que más allá de la calidad de la educación a distancia, lo que es evidente es la enorme desigualdad social que prevalece en México y que, a dos años de distancia del inicio de la actual administración, está lejos de superarse.