Por Alejandro Villegas
Los prometidos resultados, por parte del ciudadano presidente, en torno a los 43 estudiantes desaparecidos hace seis años, se tradujeron en más ruido que nueces.
El anuncio de órdenes de aprehensión, incluso contra militares y el reiterado señalamiento de que Tomás Zerón se encuentra en Israel, aunado a la promesa de que todo aquel posible implicado en la desaparición será investigado y procesado si se comprueba su culpabilidad, es de lo más destacado.
Así como el hecho de que los 43 normalistas no pudieron estar juntos al momento de su captura, pero de resultados concretos que permitan saber el destino de los desaparecidos, no hubo nada en concreto.
Así, a seis años de los hechos, los 43 normalistas continúan desaparecidos y la actual administración, con el ciudadano presidente a la cabeza, le sigue sacando provecho político a los acontecimientos.
Más allá de la aplicación de la justicia, todo indica que lo que se persigue en el caso de los normalistas desaparecidos, es meterlos en carril del efectismo político, que se traduce en el aplauso del respetable y un fortalecimiento del respaldo social, con miras a la elección intermedia.
Clases
La responsabilidad de decidir si se regresa o no a clases corresponde a los estados, la administración federal solo establecerá los lineamientos.
Así de claro, la SEP deja la pelota en la cancha de las administraciones estatales, el gobierno del ciudadano presidente se niega a cargar con la culpa, de un posible rebrote o un contagio masivo entre los escolares.
En este escenario, el gobierno de Campeche será el primer estado que, al pasar al verde en el semáforo epidemiológico, debe tomar la decisión de regresar a las clases presenciales o mantenerse en la educación a distancia.