Por Alejandro Villegas..
La administración del ciudadano presidente de nueva cuenta queda a deber en el plano de la transparencia, porque poco es lo que se informa en torno a su estado de salud, por el contagio de COVID-19.
Más allá de que desde hace tiempo quedó a deber la presentación de un informe sobre su salud, y que los contratos de adquisición de la vacuna contra COVID-19 fueron protegidos, para no ser públicos en lo inmediato, lo que queda claro es que el ciudadano presidente no tiene una transparencia tan clara como lo prometió.
Y ello, da espacio para la especulación, en todas sus dimensiones.
Evidentemente, debe existir secrecía y respeto para su vida personal, pero en el entendido de que se trata del ciudadano presidente y su estado de salud, debiera haber mayor flexibilidad.
Ahora queda claro que no todo lo que se promete se cumple, por más que se cuente con el apoyo del pueblo bueno y se prometa un cambio verdadero.
Espejitos
La adquisición de la vacuna contra COVID-19 no podrá ser adquirida el menos en el corto plazo por gobiernos estatales y el sector privado, en principio porque la producción está comprometida.
Y además, porque al tratarse de una vacuna con aprobación de emergencia, no puede ser comercializada y solo está al alcance de las administraciones nacionales, en consecuencia, el ciudadano presidente vendió de nueva cuenta espejitos, no solo a gobernadores y empresarios, sino también al pueblo bueno.