Por Alejandro Villegas..
Urgido como está de proyectar una imagen favorable de su desempeño que elimine los cuestionamientos sociales, el ciudadano presidente da por supurado, como acostumbra, en el discurso el desabasto de medicamentos. Todo sea por conservar el respaldo del pueblo bueno, en las urnas, por supuesto.
Justifica la adquisición de medicamentos en el extranjero a través de la ONU, al tiempo que destaca un ahorro sustancial y cuestiona la forma en que se adquirían y suministraban medicamentos durante otras gestiones.
Por desgracia, para el ciudadano presidente padres y familiares de los niños con cáncer, así como los pacientes de clínicas y hospitales del sector público, tienen otros datos.
Probablemente el suministro que hoy presume, se pueda traducir en el mediano plazo en una solución real del abasto de medicamentos, pero al momento, la problemática subsiste.
Y para constatarlo, solo bastaría que el ciudadano presidente ordenará una de esas consultas que tanto gusta, en directo en las clínicas y hospitales del país.
The Economist
Del otro lado del charco, desde Europa, parece que se aprecia mejor la realidad mexicana, que desde muchas partes del país, en lo que hace a democracia y ejercicio gubernamental.
La revista británica The Economist, en su número más reciente, critica con severidad el comportamiento del ciudadano presidente.
Ahora solo falta que el ciudadano presidente salga, como acostumbra a denunciar un complot con alcances internacionales en su contra, para victimizarse.
Pero lo que no hará, sin duda, es confrontarse en directo con los colaboradores de The Economist.
Por lo pronto sería conveniente que aproveche el consejo que dio, desde la mañanera, en torno a la Vitalicina.