“El imperio de la corrupción se instaló en la pandemia; hay evidencias del trafique con los insumos esenciales para atacar al COVID-19”.
Quién lo dijo fue el diputado federal por Morena, Porfirio Muñoz Ledo cuya relación con López Obrador se estrechó desde que junto con Cuauhtémoc Cárdenas, lo metieron a las “grandes ligas” de la política mexicana y fue él quien le puso la emblemática Banda Presidencial al asumir el máximo poder en el Congreso de la Unión.
Ampliar más el tema sobre el vínculo y la relación actual entre ellos, sería muy prolijo, controversial e inútil, porque nos consta cómo se las gastan para sofocar cualquier crítica o comentario incómodo que se le haga al gobierno federal y peor si se le hace a AMLO. Y eso se dispara, ya sabes, desde “la Máxima Tribuna de la Patria” que ahora ya no está en el Congreso de la Unión, sino en el templete montado en el Salón Tesorería de Palacio Nacional.
Tu eres intuitivo, y por eso te resultará fácil imaginar cómo están las relaciones entre ese trío, con todo y que AMLO haya convencido “con razones poderosas” a Lázaro Cárdenas Batel, el ex gobernador de Michoacán –hijo de Cuauhtémoc- para que aceptara formar parte de su gabinete como Coordinador de Asesores demostrando así su lazo amistoso y de gratitud para quien lo protegió y ayudó cuando andaba en el desamparo total. Por cierto, ¿a quienes coordinará Lázaro? ¿y realmente participará en las decisiones que toma el presidente?
Pero ya basta de gastar el espacio en eso….
Tratemos lo que mi entrañable amigo de casi 50 años Porfirio Muñoz Ledo soltó cuidadosamente, con mucha prudencia, con la elegancia de un auténtico parlamentario, maestro de la ciencia política como es él. Así dijo: “El imperio de la corrupción se instaló en la pandemia; hay evidencias del trafique con los insumos esenciales para atacar al COVID-19.”
Con éste comentario ya son dos los que Porfirio recientemente se ha significado como contrapeso real del que se proyecta como gobierno autoritario del Presidente López Obrador.
La otra postura que dicen, molestó mucho al presidente, fue la oposición de Muñoz Ledo a su Iniciativa de reformar la Ley de Presupuesto de Egresos en la Cámara de Diputados para disponer, “conforme a sus prioridades”, de las partidas federales ya aprobadas y etiquetadas por el Congreso para ejercerse en éste año.
Ahora en el caso de su comentario sobre el “imperio de la corrupción que se instaló en la pandemia”, pienso que fue motivado por el descarado tráfico de influencias realizado por el muy desprestigiado Manuel Bartlett para favorecer a su hijo León Manuel con transas en el IMSS –en sospechosa operación multimillonaria- vendiendo a precios super inflados ventiladores para salvar la vida de los afectados por el Coronavirus.
Porfirio actúa conforme a su conciencia, a sus principios, a su información y a su carácter: desde que lo conozco y, ante situaciones difíciles, siempre dice: “no soy borrego; nadie me va a silenciar; yo soy opinante, no discordante”.
Con relación a los comentarios hechos sobre las Iniciativas de Ley de Morena-López Obrador, sostiene que “en muchas de ellas he estado de acuerdo, pero hay algunas en las que no lo estoy –como en la de reformar la Ley de Presupuesto de Egresos- y no me voy a callar en ningún momento, ni en ninguna circunstancia”.
Creo que por la forma de ser de Porfirio, leal hasta las últimas consecuencias con sus amigos –y eso me consta- lo que pretende lograr con sus opiniones es que el “presidente escuche, entre en razón y actúe”, cumpliendo con su apotegma de “no corrupción, ni impunidad”.
Lo de los Bartlett –padre e hijo- pues los dos están involucrados, es otra magnífica oportunidad que se le presenta al Presidente para mostrarle a los mexicanos que “la corrupción no se instaló en su gobierno”, sino que, como dice Porfirio “se instaló en la pandemia y hay evidencias en el trafique en los insumos esenciales para atacar el COVID-19”.
Y yo le añado para que se investigue este otro trafique: corre la versión de que se hizo otra mega operación en la compra-venta amañada de más de 700 mil Overoles Médicos de polipropileno cuyo precio base de venta era de $250 pesos y el IMSS los pagó a $380 cada uno, o sea un operación fluctuante en más de ¡260 millones de pesos!
(Descontando el clásico “moche” por la operación, los “vivales” favorecidos con el tráfico de influencias “nada más” se llevaron aproximadamente 90 millones de pesos “de utilidades”. Dicen que en el sucio asunto está asociado el hijastro de un ex gobernador y de esto –si es que está atento a lo que ocurre en el Instituto-, obviamente que también lo debe saber su director, Zoé Robledo).
La incógnita es: ¿Cumplirá el Presidente López Obrador con su compromiso de ¡No a la corrupción y la impunidad! en su gobierno?…. O se hará de la vista gorda.
Para mí, en el caso personal de Porfirio Muñoz Ledo, pienso que es de los pocos leales, firmes y solidarios amigos, colaboradores y asesores que en su primer círculo tiene, hasta ahora, el Presidente López Obrador. El sabrá si lo ignora y desprecia…o atiende sus observaciones, sugerencias u opiniones como lo hizo durante muchos años.
Ya veremos, si como dice comedidamente Muñoz Ledo que el Imperio de la Corrupción se instaló en la pandemia y se combate con toda energía a los funcionarios deshonestos, o si ya ese Imperio de la Corrupción se instaló en el gobierno federal protegido con la impunidad de la cobertura presidencial.
Sería desastroso para el presidente no actuar contra los corruptos que infectan y dañan su imagen y su gobierno más que el Coronavirus.
La ciudadanía está expectante…