Por Ricardo Burgos Orozco
Hace unos días estaba una mujer con una bolsa de plástico esperando a alguien a un lado de la escultura de Rockdrigo, en la estación Balderas, frente a las entradas y salidas de la Línea 3, que va de Indios Verdes a Ciudad Universitaria. Cuando me acerqué a tomar unas fotos a la estatua, me miró con desconfianza, pero después me ignoró cuando a los pocos minutos llegó otra persona a quien le entregó su paquete y ambos se retiraron.
Días después, vi otro intercambio al mediodía en los torniquetes de la estación Deportivo 18 de Marzo, de la Línea 3. Una señora en los cuarenta le entregó un libro de Química a un joven al parecer universitario. Ella desde afuera y él dentro del Metro; el trueque se dio en diez segundos.
Hace unas semanas hubo mucha inquietud entre la gente que realiza intercambios dentro de las estaciones porque “alguien” publicó anuncios en redes sociales en los cuales se informaba que se prohibía ese tipo de acciones porque faltan al reglamento del Sistema de Transporte Colectivo.
A final de cuentas, esos avisos resultaron falsos porque en ningún artículo del reglamento del Metro estipula que los intercambios o trueques estén sancionados por la autoridad de alguna manera.
Ricardo Frías, asesor empresarial y con un programa radiofónico en Facebook llamado El Club de los Estrategas, tiene varios años que hace entrega de los artículos que promociona y vende dentro de las estaciones del Metro y cuando aparecieron los anuncios se mostró sorprendido, pero después constató la falsedad de ellos.
El especialista comentó que de vez en cuando publica libros en venta por internet y suele hacer sus entregas en las estaciones del Metro porque son lugares considerados seguros. De esa manera, explicó, no te sorprende nadie. Se ven en los torniquetes o en cualquier otro punto de encuentro y se efectúa el intercambio.
Muchas ocasiones, el pago se hace previamente a una cuenta bancaria para no pagar con efectivo en el lugar de la entrega – dijo –. También se trata de que los paquetes de intercambio no sean muy voluminosos para facilitar la operación y el movimiento.
En cierta ocasión – reveló – se acercó un guardia en la estación Nopalera de la Línea 12 y lo amenazó con confiscarle los productos que cargaba porque – le indicó – la normatividad del Metro prohíbe el comercio ambulante dentro. Ricardo Frías tardó treinta minutos en explicarle al celoso policía que no estaba vendiendo nada, sólo entregaba un pedido que le habían pagado previamente.
Cientos o tal vez miles de personas están utilizando diario y a cada rato las estaciones del Metro para sus trueques, por la facilidad y por ser un sitio seguro. Van a seguir haciéndolo porque las propias autoridades del Sistema de Transporte Colectivo informaron que eso no viola, de ninguna manera, la normatividad.