Por Ricardo Burgos Orozco
Tengo muy gratos recuerdos de la estación Niños Héroes — ahora le agregaron Poder Judicial CDMX — porque hace años por ahí llegaba todos los días por las tardes para teclear en la sección deportiva del periódico El Heraldo de México, que estaba en la calle Dr. Carmona y Valle, en la colonia Doctores. Mis jefes fueron Eduardo Moreno Laparade (sobrino de Cantinflas), Alfredo Barba Chávez (Abacha), Arturo Álvarez del Castillo y Aureliano López.
En aquel tiempo no sabía que a unos metros está un hotel que ha guardado muchos misterios durante años: Posada del Sol. Está ubicado en la avenida Niños Héroes 139, a corta distancia de la estación Nños Héroes/Poder Judicial CDMX. Saliendo se ve a lo lejos el inmueble, viejo, abandonado y deteriorado por el tiempo.
Es un edificio de piedra y tezontle construido por el ingeniero Fernando Saldaña Galván, con una ensalada de estilos: barroco, neoclásico, árabe, elementos masónicos, ventanales y vitrales. Tiene 500 habitaciones, amplios patios, un teatro, hasta una capilla y murales de reconocidos pintores. Quienes lo han visitado cuentan que también posee pasadizos subterráneos para que el personal se pudiera mover de un lado a otro sin ser vistos ni molestar a los huéspedes.
Su idea era brindar hospedaje a artistas y pesonajes bohemios de la época Fue inaugurado el 30 de mayo de 1942 y cerró en 1945. Fue elogiado en su momento por Diego Rivera. Las razones de su clausura como hotel se pierden en el tiempo; lo cierto es que después fue usado como oficinas de gobierno de distinta índole federal y local, albergó a una escuela primaria y lo usaron para locaciones, películas, anuncios y videos musicales.
Hoy el edificio contrasta con las construcciones modernas de enfrente, todas del Poder Judicial de la Ciudad de México. Por la cuarentena, la avenida está casi vacía, no hay el bullicio ni el movimiento que había hasta hace pocas semanas porque es una zona de juzgados y por ahí transitan — cuando hay normalidad — miles de personas que van a realizar distintos tramites y diligencias.
Unos 30 puestos ambulantes rodean el inmueble colosal del hotel abandonado, casi todos cerrados por la crisis sanitaria, sólo uno extrañamente abierto: un puesto de tacos de guisado, ubicado frente a la puerta principal de acero.
Múltiples leyendas se han escrito sobre el Hotel Posada del Sol. Se dice que su constructor Fernando Saldaña, español de nacimiento, invirtió todos sus ahorros en el negocio y que agobiado por las deudas, se colgó en la capilla. También se comenta que antes de suicidarse, asesinó a su esposa y a sus hijos y que el espíritu del ingeniero aparece todas las noches en los pasillos abandonados del edificio.
Lo que se ha confirmado es que Fernando Saldaña murió de una enfermedad natural en su residencia en las Lomas de Chapultepec en 1945, año en que cerró el hotel. Le sobrevivieron sus familiares, pero al parecer falleció intestado y el gobierno de aquel entonces lo embargó.
Cuenta otra historia que, como Saldaña era masón, en las noches realizaba rituales con sacrificios humanos y las almas de esos muertos ahora vagan sin descanso por los rincones del edificio.
Otra leyenda asegura que en los años setenta se perdió una niña de una guardería cercana y la encontraron muerta en uno de los pasillos del hotel. Nadie sabe cómo llegó ahí. Dicen que hasta hoy su espíritu sigue rondando el edificio.
De regreso tomé el Metro nuevamente en Niños Héroes/Poder Judicial de la CDMX; abordé pensando en las leyendas que rodean al Hotel Posada del Sol ¿Cuáles serán ciertas? A lo mejor ninguna.