Por Ángel Álvaro Peña
La historia de la elección interna de Morena es toda una aventura política que da cuenta de la manera en que el sistema de partidos no es tan sólido como parece.
Lo cierto es que hay un par de millones de mexicanos que quieren afiliarse al partido y no hay un padrón confiable en el cual asentar la elección para elegir al nuevo líder nacional. Lo peor que le pudo pasar a Morena fue ganar las elecciones, porque, de inmediato, se vieron abarrotadas sus oficinas en todo el país con personas de otros partidos políticos que querían abandonar su barco y sumarse al instituto ganador. No lo hacían por convicción sino por oportunismo.
Por su parte, en la estructura del partido, desde el momento en que Andrés Manuel López Obrador se convierte en el candidato a la Presidencia de la República, abandona la dirigencia del partido. Esto ocasiona que dicho cargo quede vacío, es por ello que quien ocupa la Secretaría General del partido hasta la fecha, Yeidckol Polevnsky, se convierte en la presidenta en funciones.
El actual cargo de Yeidckol Polevnsky Gürwitz es el de secretaria general en funciones de presidenta, pero no lo es y no hay reelección; sin embargo, los contrincantes que han empezado a desesperarse luego del fallo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, el cual sostuvo la propuesta de Polevnsky en el sentido de que el padrón de Morena simplemente no existe.
Al convertirse en candidato el presidente del partido, el entonces Secretario de Organización, Gabriel García, se quedó con el padrón como si se tratara de un objeto personal.
En sus manos el archivo fue intervenido, violado, alterado. También desde ese momento se le solicitó entregar a la secretaría general del partido el padrón, cosa que no hizo hasta apenas en septiembre, pero en condiciones deplorables, con nombres repetidos, con un solo apellido, sin domicilio, sin el respaldo de la credencial del INE, etc.
Al ver las condiciones en que se encontraba el padrón se designó, por reunión de Consejo, como Secretario de Organización al exgobernador de Michoacán, Leonel Godoy Rangel, quien recibe oficialmente el padrón. Es entonces cuando, a tres meses de las elecciones, Yeidckol Polevnsky declara que deben aplazarse hasta que haya un padrón confiable.
De inmediato Bertha Luján Uranga, presidenta del Consejo Nacional de Morena, -madre de la secretaria del Trabajo, Luisa María Alcalde Luján, y de Bertha Alcalde Luján, secretaria adjunta del Sistema Nacional de Seguridad Pública-, dijo que el padrón estaba correcto y que con esas listas podría organizarse las elecciones internas, porque considera que aproximadamente 300 mil militantes pudieran darle el triunfo como próxima líder nacional de ese partido.
Cuando empezaba a haber pugnas, al presidente de la República se le ocurre decir que podría ser una encuesta la que decidiera la suerte del liderazgo de Morena. De inmediato Polevnsky se pronunció a favor de la idea del Presidente, mientras que Bertha Luján, consideró que ese tipo de método no le favorecería para nada y entonces inició una campaña contra el esquema de encuesta.
Fueron dos meses de medir fuerzas entre Bertha Luján y Yeidckol Polevnsky, la guerra de declaraciones en los medios llegaba al insulto, aunque personalmente hablaban de paz y amor, se decían amigas y públicamente a un abrazo le seguía un beso, y luego otro abrazo. Sin embargo, había fecha fatídica: el 20 de noviembre, fecha en la que debía votarse por la nueva líder del partido en el poder.
El paso anterior a la votación fue la elección de consejeros, ya que según los estatutos del partido la elección para la presidencia del partido se basa en 3,000 votos, mitad hombres y mitad mujeres, pero en ese momento no se habían elegido consejeros en todos los rincones del país, como para estar listos al gran momento de la elección.
Ante la insistencia de las partes, el caso fue enviado al Tribunal arriba citado, de tal suerte que precisamente el miércoles 30 de octubre, el fallo determina que las elecciones deben aplazarse porque el padrón no es confiable, lo que provocó la ira de Bertha Luján, quien amenazó con investigar el patrimonio de los siete magistrados electorales que habían decidido, de manera unánime, que el partido tiene 60 días para convocar a la militancia y tener un nuevo padrón, con credibilidad y preciso. A partir de ese lapso Morena tiene que abrir la convocatoria para que se inscriban quienes quieran competir por la presidencia del partido.
Bertha Luján se sintió agredida por la decisión del Tribunal y convocó a un mitin a las puertas de las oficinas de Morena, para el día siguiente, es decir, el 31 de octubre, al que ella no asistió, pero envió a un chamán para que le hiciera una limpia a la casa que fue la de López Obrador en los tiempos de transición, ubicada en la colonia Roma Norte.
A la convocatoria de Luján no fueron más de 50 personas y no resistieron más de dos horas en una protesta que a nadie le llamó la atención. La propia Yeidckol tuvo que cumplir con su agenda y ni siquiera estuvo en su oficina a la hora en que los inconformes gritaban consignas que no se escuchaban por el ruido del tráfico en la zona.
De esta manera, Bertha Luján ve alejarse su camino al liderazgo y con la decisión del Tribunal sin duda se fortalece Yeidckol, dejando atrás también a Mario Delgado, quien quiere convertirse también en el líder nacional de Morena, que de cumplirse la titánica tarea de afiliar a los mexicanos que quieran pertenecer a este partido, podríamos pronosticar que tendrá más de tres millones de militantes.
Bertha Luján dice que el fallo del Tribunal obedece a que algunas personas dentro y fuera del partido manipularon su decisión, y culpa de ello al líder de los senadores de Morena. PEGA Y CORRE.- Ante un rumor que la derecha quiere hacer realidad, de un posible golpe de Estado por parte del ejército, el propio Presidente de la República descartó la existencia de inconformidades en el ejército que representen un riesgo… Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.