Cultura Impar
A René Hernández: amigo, jefe y maestro que me enseñó el periodismo político desde dentro de sus entrañas.
“Ya voy a presentar sexto año;
después, según todas las probabilidades,
aprenderé todo lo que se deba”
Poema “El amigo ido”
Salvador Novo
Por José Manuel Rueda Smithers
Vale la pena hablar de aquellos periodistas que trascienden en sus esfuerzos por dar ejemplo para ser mejores. El periodista Ernesto Nuñez y el consejero presidente del Instituto Nacional Electoral (INE), Lorenzo Córdoba, publicaron apenas el libro “La Democracia no se construyó en un día”.
Y no me equivoco, primero pongo a Ernesto, al amigo, a quien me consta que por años ha trabajado desde la trinchera política de este periodismo, ahora tan mermado por aquellos que se sienten sabios, que se viven inmaculados –más allá de la oftalmología, el diccionario dice que mácula es lo que infama o deshonra-; aquellos que se autoengañan bajo una máscara de pureza profesional porque ahora cubren los dislates de un personaje que muestra problemas mentales para gobernar, y a donde también van unos pocos que, por profesionalismo, cubren ese bodrio mañanero para que sus medios sigan adelante.
Y sólo pongo en segundo plano al consejero presidente, que tanta ayuda necesita de quienes saben de comunicación política para resbalarse de los ataques que un día sí y otro también sufren él y una institución que sólo hace -Y BIEN (así, con mayúsculas)- su día a día. Está en segundo plano, nada más por que sí.
Que conste: no es lo mismo la comunicación social que la comunicación política. Y este gobierno no tiene ni idea de cómo hacer ninguna de las dos cosas. NI IDEA.
“La Democracia no se construyó en un día” es un libro de 934 páginas, cuyos autores mencionan que surge después del proceso electoral de 2018, y agrupa por un lado la narración periodística y, por consecuencia lógica, la narrativa que el árbitro de la contienda marca como el cambio que llevó a México a otros niveles políticos.
El texto lleva por una visión analítica dividida en las últimas cuatro o cinco décadas, cuyo análisis menciona aquello que hizo posible la tercera alternancia en la historia de la democracia mexicana.
Como bien menciona una sinopsis publicada en las redes sociales, sumado a diversos comentarios sobre el texto: “Lo cierto es que la democracia mexicana no nació el 1 de julio de 2018”.
Brincándome los lugares comunes que menciona el ex consejero del INE, Enrique Andrade, en el portal www.citatextual.com (que recomiendo ampliamente), señala que el libro ayuda a “conocer un poco más del por qué tenemos este sistema electoral nacional tan complejo, lleno de disposiciones normativas únicas, que restringen la propaganda de gobierno en las campañas o lo que se dice en las mañaneras; que exige que se reporten los gastos de precampaña y campaña so pena de quitar a candidatos o funcionarios electos o que prohíben adquirir tiempos en medios de comunicación tanto a candidatos como a terceros, incluyendo a empresarios y ciudadanos”.
Y me permito agregar que, por algo, las disposiciones se hicieron leyes. Entonces, no importa qué grado se viva dentro del gobierno o fuera de él ¡HAY QUE RESPETARLAS! Aunque milite uno en ese partido que sólo busca romper con todo. Ese partido que la mayoría de las veces se muestra carente de argumentos sólidos y entonces arrebata, agrede, violenta, amenaza, Nada más porque está ahora en el poder.
¿Recuerdan el famosísimo “¡ya cállate, chachalaca!”?
Lo dijo por ahí del 2005 ó 2006 el ahora presidente López en uno de sus discursos para que Vicente Fox dejara en paz el proceso electoral. ¿Se tragará sus palabras? Mejor pregunto: ¿soportará sus propias palabras?
Pues hay una parte del escrito de Enrique Andrade en que contesta la interrogante sobre por qué los presidentes deben permanecer fuera de todo proceso electoral, independientemente de si habla o no de un partido; de algún candidato en específico: que si bien no son tan conocidas, existen por razones específicas y están de acuerdo con nuestra Constitución, como ha dicho la Suprema Corte.
Porque así lo hizo el presidente Fox en 2006 y, después de esa elección, la oposición (AMLO y el PRI) pidió que esto se prohibiera, por utilizar recursos públicos para influir en el voto de la gente.
Y Andrade remata: ¿Por qué los precandidatos y candidatos deben informar el origen y destino de sus gastos? Porque en 2012 se cuestionaron los gastos de la campaña del PRI y la oposición (AMLO y el PAN) pidieron se estableciera un sistema estricto de fiscalización, con sanciones excesivas.
Concluyo con algo que escribió Alexander Naime apenas el viernes pasado en El Sol de Toluca. Primero debo decir que es mi amigo y, también, uno de esos jefes que se encuentran en la vida para aprender con bien: “Los gobernantes ahora se quejan de la prensa; no les gusta lo que dicen a pesar de que reproducen sus discursos todos los días de todas las horas de todos los tiempos y se ven en las pantallas, se ven en las portadas, se ven en las ocho columnas todos los días, uno tras otro, sin reposo, pero para fastidio del respetable…”