Por Alex Villegas..
Mientras el ciudadano presidente se victimiza y confía en que el país saldrá fortalecido de la pandemia de COVID-19, la colectividad y la nación en general se encuentran en medio de la tormenta perfecta.
La reducción del precio del barril de petróleo de exportación, la previsible baja en el envío de divisas y la afectación a la actividad turística, así como la merma en las exportaciones y la pérdida de empleos formales, son algunos de los elementos más visibles del sombrío panorama económico que las y los mexicanos tendremos que enfrentar en lo inmediato.
Por supuesto, no faltará quien argumente que no es la primera crisis que enfrentamos como nación y tendremos que remar contra corriente para sacar la casta y salir adelante.
Sin embargo, hay que considerar que se trata de una depresión económica mundial de graves consecuencias que marcará al país.
Pero, ante ello, el ciudadano presidente prefiere voltear hacia otro lado para no concentrarse en las afectaciones económicas y dejar que el tiempo y las circunstancias se encarguen de la situación nacional.
A fin de cuentas, el pueblo bueno escucha y se deja guiar por su líder. Ya legará el momento en el que se levante el aislamiento social, cuando termine la sana distancia y veamos de cerquita la realidad económico-social que tendremos que enfrentar.
Advertencia
La determinación de la ciudadana Jefa de Gobierno de colocar letreros que adviertan sobre zonas de alto riesgo de contagio de coronavirus, aparece como una acción positiva, pero no puede dejar se señalar que también es discriminatoria, toda vez que puede propiciar que la población residente en el área sea considerada como potencialmente enferma.